En la dirección regional del PSOE intentan quitarle importancia al hecho de que la secretaria andaluza no acompañara este jueves en Granada al líder federal del partido en el estreno del nuevo formato de asambleas abiertas a los ciudadanos, pero lo cierto es que, aunque esperada, esa ausencia es políticamente significativa y resulta orgánicamente equívoca. Y seguramente inevitable: las heridas dejadas por las primarias que enfrentaron a Pedro Sánchez y Susana Díaz tardarán aún mucho tiempo en sanar.

La próxima cita

La siguiente cita de Pedro Sánchez con la militancia andaluza será el próximo día 23 en Sevilla: la dirección federal así se lo ha comunicado a la Ejecutiva regional, aunque los detalles del acto no están cerrados. Principalmente no lo está el detalle de qué miembros de la dirección andaluza arroparán ese día al secretario general.

A la hora de afrontar unas asambleas a las que Ferraz da gran importancia en su estrategia de ensanchar su base social de apoyos al PSOE, Madrid y Sevilla tal vez debieran ir pensando en articular algún tipo de protocolo que despeje dudas entre la militancia. Sánchez lo dijo al final de su intervención en Granada: “Me vais a ver mucho por Andalucía”. Por si acaso, también dijo al principio que la dirección del "nuevo PSOE" está comprometida con Andalucía y siente "orgullo" por el Gobierno que preside la "compañera Susana Díaz".

El acompañamiento

Además del secretario federal de Relaciones Institucionales, Alfonso Gómez Rodríguez de Celis, hombre confianza de Sánchez en el ‘territorio comanche’ andaluz, en la primera fila de los asistentes a la asamblea de Granada pudo verse al secretario provincial del partido y presidente de la Diputación, José Entrena, al alcalde de la ciudad, Francisco Cuenca, o al exportavoz socialista en el Parlamento andaluz y hoy presidente del Puerto de Motril, Francisco Álvarez de la Chica, además de otros dirigentes locales, entre ellos el imaginativo alcalde de Jun, Juan Antonio Rodríguez.

A Pedro Sánchez se le vio cómodo en ese formato de debate, que moderó con soltura el alcalde de Granada. Tras las presentaciones de Entrena y Cuenca y una intervención general de Sánchez, se abrió el turno de preguntas entre los disciplinados asistentes, que obedecieron las indicaciones del moderador de no abusar del micrófono. Se trataba, en todo caso, de un formato de asamblea abierto pero no embarazoso para el líder, que insistió en pedir a los militantes que se quedaran con las tres o cuatro ideas más importantes y las difundieran en sus entornos familiares y laborales.

Sobre pensiones

Pedro Sánchez habló sobre todo de pensiones, de empleo y de Estado del bienestar, aunque no pudo eludir una referencia, siquiera breve, a Cataluña para resaltar que “un presidente de Cataluña tiene que vivir en Cataluña”.

Los asistentes, la mayoría de ellos militantes del partido, apenas se salieron del guion, circunscrito al sostenimiento de las pensiones y que Sánchez manejó sin embarazo. Además de su propuesta impositiva a la banca para mejorar el balance de la Seguridad Social, el líder del PSOE apostó por una reforma "urgente" orientada a la reconstrucción del Pacto de Toledo: “Si hay un Gobierno socialista, la banca rescatará el sistema de Seguridad Social" con este gravamen, que al menos compensará en parte que los españoles pagaron 77.000 millones de euros para rescatar a los bancos. “Rescate por rescate”, sentenció.

Sería, en todo caso, un impuesto sobre los beneficios para que la banca no pueda repercutir ese cargo fiscal en los propios ciudadanos, explicó Sánchez cuando varios intervinientes expresaron sus dudas sobre la viabilidad de la propuesta. “La Policía no es tonta”, añadió con un guiño cómplice en alusión a su astucia para no dejarse burlar por los banqueros.

La gran batalla

“La lección es que la izquierda tiene que dar la batalla en el terreno económico”, dijo el líder del PSOE en una de sus intervenciones respondiendo a las dudas de un jubilado sobre el futuro de su hijo “de 45 años, con carrera y en el paro”. Sánchez afirmó que ha llegado la hora “de hablar de la renta Básica”.

¿Que de dónde sacamos ese dinero?, se preguntó: “Tenemos que hacer una reforma fiscal. Todo no se debe cargar sobre las nóminas de los trabajadores, sobre todo teniendo en cuenta que las grandes corporaciones pagan en España un impuesto por sus beneficios por debajo del 10 por ciento”. ¿Se fueron los cerca de 500 asistentes convencidos de los argumentos de Sánchez? Los apalusos finales parecían sugerir que sí.