El 4 de diciembre de 1977 admite muchas definiciones. Una de ellas es que fue el día en que Andalucía no quiso ser menos que Cataluña. 40 años después la definición sigue siendo válida. Junto al 28 de febrero de 1980, el 4 de diciembre de 1977 también fue el día en que Andalucía pasó de la lírica a la épica. Fueron, desde la Segunda República, las primeras palabras mayores pronunciadas por el pueblo andaluz, que súbita e inesperadamente cambió la zarzuela por la ópera.

Aquel día de hace cuarenta años, los andaluces que salieron a las calles no sabían exactamente lo que querían, pero sí intuían lúcidamente lo que NO querían. Hoy siguen sabiendo lo que –ya sin mayúsculas– no quieren, pero ya saben bastante bien lo que sí quieren: el Estado autonómico tal cual, aunque con algún que otro ajuste de forma más que de fondo.

En 2017, los andaluces no quieren, en efecto, más autogobierno, les basta con el que tienen. Ahora bien, nunca aceptarán que otros –en la cuestión autonómica, en Andalucía ‘otros’ siempre significa ‘Cataluña’– lo tengan si ese incremento es a costa de la equidad o pone en riesgo la unidad nacional.