La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, piensa que hoy está en juego que haya comunidades de "primera y segunda", por lo cual el papel de Andalucía debe seguir siendo el de "garante de la igualdad". Esta fue una de sus reflexiones durante su participación ayer, junto al expresidente andaluz Rafael Escuredo, en los Encuentros de la SER dedicados a los '40 años del 4-D', coincidiendo con el día del aniversario.

Díaz rechazaba la propuesta del lehendakari, Íñigo Urkullu, de utilizar el Cupo Vasco como referencia para diseñar el próximo sistema de financiación autonómica, ya ello que supondría de hecho "romper" la caja única de la Seguridad Social y "romper la caja de la Seguridad Social es también romper un país". Díaz añadió, no obstante, que entendía que Urkullu defendiera lo mejor para su tierra.

Tras las críticas generalizadas al oscurantismo en la negociación del Cupo, Urkullu publicaba ayer un artículo en El País en el que consideraba “constructivo” que se analizara el Cupo vasco como “modelo de referencia que permita avanzar en un nuevo sistema descentralizado de financiación que resulte más eficiente, justo y solidario”.

Cuidado con el fuego amigo

Aunque se mostró muy prudente, la presidenta andaluza tampoco parece ver con buenos ojos la propuesta del líder del PSC, Miquel Iceta, de crear una Hacienda federal con la que la Generalitat asuma la responsabilidad fiscal en consorcio con el Estado: “Defiendo una España federal y no confederal, pero no entraré en el detalle de la propuesta por la proximidad de la campaña electoral"

Escuredo fue más explícito al advertir que, junto a las voces recentralizadoras, “también hay voces insolidarias… le tengo mucho miedo al fuego amigo”. En realidad, las reticencias de Escuredo ante la propuesta –y las intenciones– del PSC están muy extendidas en el PSOE de Andalucía, que en materia territorial y de financiación no se fía de los ‘hermanos’ catalanes.