Sevilla. Plaza Nueva. 7 de octubre. 12 del mediodía. Fueron dos manifestaciones, pero a punto estuvo de que fueran tres. Las dos concentraciones estaban relacionadas con el conflicto catalán: una de ellas era más bien ecuménica, convocada en los ayuntamientos de todo el país a través de las redes sociales por la plataforma integradora ‘Parlem? ¿Hablamos?', mientras que la otra era más partidista aunque simulaba no serlo y había sido promovida por la Coordinadora Andaluza de Organizaciones Republicanas bajo el lema ‘Por la democracia y los derechos de los pueblos. Contra la represión, Gobierno dimisión’.

En total, las concentraciones con vestimenta y banderas blancas sumaron este sábado unas 2.000 personas en las distintas capitales andaluzas.

Blanco, rojo, negro , morado…

El color de la primera manifestación era uno y blanco mientras que los de la segunda eran varios: el rojo comunista, el negro anarquista, el verde andalucista, el violeta republicano…

Ninguna de las concentraciones fue muy numerosa, pero en todo caso lo fue mucho más la blanca de ‘Hablemos/Parlem’, en la que se corearon consignas como ‘Queremos dialogar, no queremos pelear’.

También hubo policía, pero no demasiada y enviada seguramente para tener bajo control a los republicanos por si les daba por descontrolarse, pues algunos de los grupos convocantes llegaron a poner urnas en distintos puntos de Andalucía para que el 1-O pudieran votar los catalanes independentistas residentes en la Counidad.

De vez en cuando, del bando blanco salía algún grito dirigido a los republicanos, como ‘Baja la bandera, únete’, pero no hubo bajada de banderas ni fusión de manifestaciones, aunque tampoco mal ambiente. Cada uno estuvo a lo suyo: unos a favor del diálogo y los otros a favor de la autodeterminación.

El incidente

El único incidente digno de mención se produjo cuando la exconcejal de Sevilla y actual directora del Centro de Estudios Andaluces (CES), la periodista Mercedes de Pablos, que se manifestaba con los blancos, pidió a los republicanos que bajaran sus banderas.

Según De Pablos, el exconcejal de IU José Manuel García, que estaba entre los manifestantes a los que ella dirigió su petición, se tomó bastante a mal la sugerencia y hasta llegó a llamar a la Policía para denunciar la conducta de la directora del CES. Aunque el incidente acabó en nada, no todo fue, pues, bueno rollito entre ambos grupos.   

¡Vivan los novios!

Finalmente, el punto de emocionante conexión entre ambas lo puso una boda que se celebraba en el Ayuntamiento, y cuyos novios e invitados se tomaron con buen humor la insólita mezcla de amor y política en pleno centro de Sevilla. Tan bien fue la cosa que, en un momento determinado, los novios tuvieron que cruzar entre ambos concentraciones y sus integrantes enterraron súbitamente las diferencias territoriales sobre el futuro de España par aplaudir a la feliz pareja.

Los terceros en discordia

La tercera manifestación apenas lo fue porque Plaza Nueva era el punto de arranque de la convocatoria y hacia el mediodía aún no habían acudido muchos seguidores a la llamada. Su destino era el Palacio de San Telmo, sede de la Presidencia de la Junta, donde unos dos centenares de personas se concentraron bajo el lema ‘Supresión del impuesto de Sucesiones. Un impuesto injusto y contrario a la Constitución’.

Convocaba la plataforma ‘#Stop Impuesto de Sucesiones’, cuyos promotores apenas toman precauciones para que no se note que son afines al PP: de hecho, le exigen con gran indignación a la Junta que bonifique el impuesto al 99,99 por ciento, pero no les molesta que el Gobierno rechace suprimirlo pese a estar en su mano hacerlo.

Tres Españas

Así pues, el complejo escenario en Plaza Nueva vino a ser este: unos de blanco y sin banderas pidiendo diálogo a todos, otros de rojo-negro-verde-morado y con banderas pidiéndole todo al Gobierno pero nada al Govern y unos terceros simbólicamente de azul pepero reclamando que los hijos de los millonarios no paguen el impuesto de sucesiones.

Y ahí que teníamos no ya dos Españas sino tres: los pobres representados por la Coordinadora Republicana, los ricos representados por los enemigos del fisco y los de en medio representados... por ningún partido.