Es el lenguaje lo que robaron primero.- Fue así: el Partido Andalucista (refundación derechizada del Partido Socialista de Andalucía) con Rojas Marcos y Pedro Pacheco matándose sin disimulo, consiguió no tener ni un solo escaño en el Parlamento andaluz. Parecía uno de esos cuentos de Borges afilado de metáforas: los andalucistas no estaban representados en el Parlemento…Andaluz. La cosa no es que dimitiera alguien o se fuera a llorar a su casa. La cosa es que sin tener ni un solo escaño seguían utilizando el lenguaje con escritura de propiedad. Como si los votos y las patrias fueran cosas distintas. Los andaluces eran ellos, los andalucistas. Los demás, españoles folklorizados. Hace demasiado tiempo que con Cataluña nos resignamos al lenguaje simplificador, de tal manera que nos parecía natural que Pujol, incluso antes de que heredara fortunas robadas, fuera más catalán que todos los jordis y las montses nacidas en el cinturón industrial de Barcelona con el sello de charnegos de segunda generación. El catalanismo, menos de la mitad de los votos, se quedaba con la propiedad de Cataluña y los demás iban de prestados. Como si los votos no fueran con las patrias.

Putas y poniendo la cama.- Menos mal que ha sido Savater y no mi altocargo (en ocasiones de gatillo fácil para las retóricas) quien ha dicho que los intelectuales son un poco putas porque lo que quieren es gustar a todos “a la misma vez” (de nuevo Lopera, en los momentos críticos). Y de ahí los meses y meses de gente catedrática, gente intelectual, gente con estudios y exquisitamente equidistante que después de recordar que hay que respetar la Constitución se adentraba en el jardín de las democracias paralelas, de los sentimientos identitarios, de los derechos a decidir, soplando y sorbiendo a la vez. Nada y así sea. La evidencia de la fractura social de los catalanes, la “soledad” de los moderados, de los silenciosos, de la mayoría por cierto en todas las encuestas, quedaba sin nadie que le escribiera.

Los hunos y los hotros.- Paseando por los barrios ricos donde la derecha tiene su afán, es decir, los hijos y nietos del franquismo y sucedáneos, empezaban a colgarse banderas españolas, afortunadamente, constitucionales en las vísperas. Cabe recordar (más que nada por tocar las narices a muchos constitucionalistas sobrevenidos) que Fraga, padre putativo de Aznar y de Rajoy, se abstuvo. Ya tenemos montada la fiestecita de las banderas y a don Miguel de Unamuno en la memoria de los hunos de los otros, también al gran Chaves Nogales y el eterno retorno de las dos Españas de Machado que han de helarte el corazón.

Cooperadores necesarios.- Pero vamos a ver, lindaflor, amore, reina de la ingenuidad y de mis madrugadas, dice mi altocargo con ese aire de sobrado que, lo juro, a veces me molesta. Nosotros los de entonces no es que creamos en las conspiraciones pero haberlas haylas. Apestados por la corrupción insoportable, los cocos de los sótanos del sedicente Partido Popular ha encontrado un chollo en el secesionismo catalán. Ya no hay ladrones ni sobresueldos financiados por los empresarios afines. Ahora todo lo visible e invisible son secesionistas, radicales y gentuza anticapitalista con el pelo a la taza. No es que yo sepa mucho de encuestas pero me gustaría oler cómo anda la intención de voto en las tripas ideológicas de los españoles. Y mucho me temo que tiene pinta de Rajoy para mucho rato. Así que más que sus enemigos, están siendo los cooperadores necesarios de rentable trinchera.

Así que yo acuso.- A Rajoy por su inacción calculada; a Mas por convertir su fracaso electoral en una deriva delirante en manos de grupos radicales de extrema izquierda que seguramente lo fusilarían el día después de la declaración de Independencia. A Puigdemont por títere tutelado, a Jonqueras por esa izquierda de ricos de mierda, a Colau por querer ser la pimienta del guiso, a Iglesias por su peligroso ninguneo de la transición y del cuento del derecho a decidir, a Sánchez por su dependencia de la versión icetista. Les acuso de dividirnos, de enfrentarnos, de esas familias matándose en los chats, de colocarnos en la situación de debilidad institucional más preocupante desde la noche de Tejero.

Tuvo que venir a la radio Nicolás Sartorius y, desde la memoria de la represión de la cárceles de la dictadura, hablar como el agua clara, invocar la defensa de la democracia que es la defensa de la Constitución, que puede y debe ser reformada hacia un modelo más federal, desde el pacto, desde el diálogo, desde los acuerdos de las mayorías.

Y así digo y me pongo estupenda que era muy chica cuando veíamos un uniforme y se nos encogía (de miedo) el alma, que mi vida y la de mi altocargo y la de la gente que quiero y la de la gente que no quiero disfruta del espacio de convivencia más largo de la historia; que no voy a consentir su apropiación del lenguaje ni que nada ni nadie me robe ni un gramo, ni un centímetro, ni un soplo de mi vida en libertad. Así que, hoy que ya es el día después, dejen las banderas en los mástiles y hagan el favor de hacer política, fabricar política, hilar política y acabar con este tiempo ciego y sin propósito.