El Ejecutivo Central dedica, a la lucha contra la pobreza y contra las desigualdades sociales, menos de la mitad de las posibilidades que tiene en su mano. Esta tremenda acusación no la formulo yo -aunque bien es cierto que sí me uno a ella-, sino Oxfam Intermon.

La contrastada ONG, cuya imparcialidad está fuera de toda duda, ha llevado a cabo la elaboración de un nuevo índice con el que medir el compromiso de los Gobiernos en el que debe ser el fin último de toda política social: la lucha contra la pobreza.

Las conclusiones vienen a confirmar lo que todos sabíamos y lo que venimos denunciando desde hace años desde nuestro Sindicato: la derecha española gobierna de cara a los más pudientes y dándole la espalda a los que más precisan de las políticas públicas. Según el estudio, que analiza a un total de 152 países pero que presta una especial atención a los que, posiblemente sean los 35 más ricos del mundo, los pertenecientes a la OCDE, España ocuparía la posición vigésimo cuarta de ellos, por detrás incluso de administraciones como la norteamericana, la cual suele ser citada como ejemplo al criticar la prácticamente ausencia de políticas sociales dada la apuesta de la misma por el más radical de los neoliberalismos.

Oxfam Intermon ha elaborado su índice teniendo en cuenta tres aspectos esenciales en la lucha contra la pobreza y la exclusión social: el gasto social, la progresividad fiscal y los derechos laborales. Si atendemos únicamente a esta tercera cuestión, los resultados son aún más vergonzosos ya que España pasaría a ocupar el puesto 31º de entre los 35 países de la OCDE, nuevamente por detrás de los derechos laborales existentes en Estados Unidos.

Desgraciadamente, ni al Presidente del Gobierno, ni al resto de su Ejecutivo, ni al Partido que lo respalda parece importarles esta clasificación. De todos modos, si se le han sonrojado las mejillas al leer el informe de la ONG, aunque sea mínimamente, los sindicalistas andaluces le vamos a dar una serie de “consejos” para que no vuelva a repetirse esta situación: derogue la Reforma Laboral; incremente nuestro irrisorio SMI; mejore la cuantía y la duración de las prestaciones por desempleo; fomente un amplio proceso de mejora salarial; dedique un mayor esfuerzo a la generación de empleo de calidad; erradique todo tipo de discriminación laboral; impulse un reforma de la política tributaria que incremente la progresividad de la misma y la dote de suficiencia para financiar las principales políticas sociales; dote de dignidad el incremento de las pensiones y conceda la dotación presupuestaria que se merece tanto la sanidad como la educación pública.

Como “líder mundial”, usted se comprometió en 2015 a acabar contra la pobreza en todas sus formas. Grandes y solemnes palabras que, como casi todas las que pronuncia cuando promete algún tipo de mejora social, son solo eso: “palabras”...