El PSOE corre el riesgo de convertirse en un juguete en manos del todopoderoso secretario general Pedro Sánchez, cuya rotunda victoria en las primarias del partido le ha otorgado un margen de maniobra superior incluso al que en el pasado tenían los secretarios generales que ganaban elecciones y se convertían en presidentes del Gobierno.

Eso es lo que piensan significados dirigentes de la poderosa federación andaluza del partido, para quienes el empeño de Sánchez –parcialmente derivado de su pacto con el PSC para que este le apoyara en las primarias– de incluir en la ponencia política el término ‘plurinacionalidad’ puede entrañar algunos peligros, aunque admiten que dependerá de quién lo aplique y con qué intenciones.

Un delegado ‘susanista’ andaluz que participó en la elaboración de la ponencia política, luego profusamente enmendada por el equipo de Pedro Sánchez, reconoce, en todo caso, que “muchas de las enmiendas eran en clave electoral de primarias; de las 70 páginas de enmiendas han quitado las páginas más hirientes”. Y añadía con sarcasmo: “Una vez que has ganado, ‘cagarte en los muertos de Zapatero’ ya no tiene mucho sentido”.

A vueltas con la nación

Otro dirigente muy relevante recordaba este sábado en conversación con EL PLURAL: “En el preámbulo del Estatuto de Cataluña aparece el término ‘nación’ y en el del Estatuto de Andalucía se incluye ‘realidad nacional’, pero su significado no es el mismo. Los andaluces no queremos utilizar ese término como trampolín para separarnos de España”.

Sobre la inclusión del término ‘plurinacionalidad’ de España en el programa ideológico del partido hay un sentimiento compartido pero opiniones dispares entre los socialistas andaluces. El texto aprobado donde se menciona la controvertida expresión dice así: “Una reforma constitucional federal, manteniendo que la soberanía reside en el conjunto del pueblo español, debe perfeccionar el reconocimiento del carácter plurinacional del Estado apuntado en el artículo 2 de la Constitución”.

El dueño del juego

A los socialistas andaluces la mención a la plurinacionalidad no les gusta nada. Sencillamente. La aceptan como los protagonistas del célebre anuncio televisivo aceptaban ‘pulpo como animal de compañía’ para que el dueño del juego de mesa no se lo llevara a casa y todos pudieran seguir jugando. Un académico definía así el significado de la popular expresión: ‘Transigir resignadamente con algo que no se comparte o no se desea’. La definición expresa muy bien el sentir mayoritario de la delegación andaluza, consciente de que tras la derrota de Susana Díaz en las primarias, el ‘dueño del juego’ es Pedro Sánchez.

Dos interpretaciones

En lo que no se ponen muy de acuerdo los propios socialistas andaluces es en las consecuencias políticas de esa actualización –de inspiración nacionalista– de su vocabulario. Así razona un dirigente consultado: “Las palabras tienen consecuencias, nos guste o no. Aquí el tema de fondo es que los catalanes quieren volver al 77 y al programa de las dos clases de autonomía, una de primera y otra de segunda”. Pero en el texto aprobado también se recoge que ‘la soberanía reside en el conjunto del pueblo español’, como en la Declaración de Granada, ¿no? “El problema es que para el PSC Granada es un punto de partida, no de llegada, justo todo lo contrario que para el PSOE andaluz”.

Un miembro de la Ejecutiva Regional del PSOE-A veía las cosas sin mucho convencimiento, pero tampoco con dramatismo: “El problema no es la terminología, sino si tiene consecuencias. Cuando hablamos de plurinacionalidad o de nación, ¿de qué hablamos exactamente? ¿Quién es nación y quién no lo es? ¿Ser una cosa u otra tiene consecuencias políticas? ¿Tiene consecuencias económicas? Todo eso es lo que está por ver”.