Se habló mucho del ‘regreso’ de Susana Díaz a la política andaluza y más bien poco –o en todo caso de manera bastante confusa– de la propia política andaluza. Había expectación en la bancada de la oposición y en la tribuna de prensa e invitados por ver qué Susana Díaz se subía a la tribuna en el Pleno semestral sobre la situación política andaluza después de la primarias donde la presidenta perdió ante Pedro Sánchez.

Nadie preveía que fuera a ser una sesión fácil para la presidenta. No era su primera confrontación con la oposición tras su ‘domingo negro’, pero sí la primera ocasión en que los partidos de la minoría parlamentaria tenían ocasión de explayarse contra una Susana Díaz cuya derrota interna es un fuerte incentivo para quienes en las últimas autonómicas obtuvieron ante ella resultados muy por debajo de lo esperado.

Propuestas sociales

Susana Díaz hizo, en todo caso, algunas propuestas interesantes orientadas principalmente a reforzar su perfil social y de izquierdas que la encarnizada batalla de las primarias ha erosionado significativamente: implantar una renta mínima de inserción social, bonificar hasta casi el 100 por 100 las matrículas de los universitarios que aprueben o reforzar el sistema educativo público extendiendo la obligatoriedad de 0 a 3 años e incrementado las plantillas de profesores.

El intenso fuego ‘post primarias’ hacía difícil que esas propuestas se abrieran paso en los oídos de la concurrencia. Aun así, se pudo ver a una Díaz más adusta que en enfrentamientos anteriores, pero bastante entera y no particularmente agresiva, como midiendo con mucho cuidado sus gestos para que nadie pudiera advertir en ellos la herida de la decepción o las huellas de la derrota.

Sin perdón

Y eso que sus adversarios intentaron con tenacidad hurgar en esas heridas presidenciales. Era un buen momento para comerle la moral, presumiblemente baja. Quien lo intentó con más saña fue, muy por delante del resto de sus compañeros de oposición, el líder de IU, Antonio Maíllo. Para muchos observadores estuvo casi irreconocible exhibiendo tanta agresividad. He aquí, enlazadas sin respetar su orden aunque sí su intensidad, algunas de las frases y expresiones de su durísima intervención:

“¿Usted cree que somos imbéciles? Es usted lo peor de la política española. Actúa como un jabalí herido. Vuelve con las maletas y quiere que vayamos a recogerla. Usted rompe todo lo que toca. Es usted la ‘hooligan’ del cole, todo el día pinchando con el boli. No deja que crezca la hierba. Solo le gustan las puñaladas. Susana, tú eres el problema porque no has entendido el mensaje de tu propia militancia. Le importa un pimiento la Ley de Memoria, que solo utiliza para meter los dedos en IU. No se puede ser como usted, hay que ser buena, no se puede ser así”.

De fondo, Valderas

Pocas veces se ha visto en la Cámara andaluza una intervención más dura, en ocasiones rozando la ofensa, que la escuchada al líder de IU, muy dolido con la presidenta andaluza por haber propuesto el nombre del excoordinador de IU y crítico con la actual dirección, Diego Valderas, para ocupar el cargo de nueva creación de Comisionado de la Memoria Histórica. La presidenta propuso que se hagan los cambios normativos necesarios en la ley para elegir en septiembre a un Comisionado, aunque sin mencionar a Valderas. Veremos.

Maíllo buscó el cuerpo a cuerpo con Díaz y lo encontró, pues esta tampoco ahorró las réplicas hirientes al dirigente de IU, cuya intervención definió como “histérica” y alentada por “el odio y el rencor”.

Marín y sus impuestos

El portavoz de Ciudadanos, Juan Marín, dio una vuelta de tuerca en relación a intervenciones anteriores, pero sin romper, por supuesto, la baraja. Eso sí, no olvidó repetir su mantra favorito: el impuesto de sucesiones: “Dimos un gran paso, subimos el mínimo exento, pero todavía hay que dar un paso importante para acabar con esta injusticia social y que estemos en igualdad con otros territorios”.

Marín evidenció que el precio del pacto de investidura ha subido y, previsiblemente, seguirá subiendo a medida que se aproximen futuras citas electorales. A fin de cuentas, Ciudadanos es un socio fiable pero tampoco se chupa el dedo.

Rodríguez y sus reproches

La portavoz de Podemos, Teresa Rodríguez, fue implacable en los contenidos pero menos agria en las formas que su socio de confluencia Antonio Maíllo. Su apoyatura retórica en el síndrome de Procusto para atacar a la presidenta resultó no rebuscada pero sí algo confusa; no así sus reproches, en los que también fue recurrente la alusión al ‘regreso’ de Díaz.

Estas fueron algunas cosas de las que le dijo Rodríguez: “Tiene usted miedo; Andalucía lleva casi 800 días sin gobierno; usted no ha vuelto, la han devuelto; Ciudadanos es su hipoteca naranja; nunca entendió el 15M; se pasó diez años estudiando Derecho porque tenía un sueldo del partido; BBVA y Santander están tranquilos cuando la visitan en San Telmo”. La líder de Podemos también acusó a Díaz de incumplir sistemáticamente sus promesas.

La presidenta despachó a Rodríguez en la réplica calificando de “batiburrillo” su intervención, recordándole con sorna “las medallitas” del alcalde de Cádiz a la Virgen y acusando de nuevo a su partido de haber impedido un Gobierno de cambio en España. El choque vino a quedar en un cierto empate.

Moreno y la traición

También estuvo muy duro políticamente, aunque respetuoso personalmente, el portavoz del PP, Juanma Moreno, para quien Díaz había “traicionado a Andalucía” con su ausencia, había incumplido la mayoría de sus promesas, estaba utilizando su tierra primero como trampolín y ahora como tabla de salvación y pretendía gobernar desde “la frustración y la derrota”. La frase más ingeniosa de Bonilla fue esta: ”Es imposible aprobar en junio cuando no se ha venido a clase en todo el curso”.

Díaz replicó con contundencia, pero sin novedad significativa ni en los reproches ni alteración de relieve en los gestos. Después del desagradable cuerpo a cuerpo con Maíllo de dos horas antes, el resto de los combates fueron bastante llevaderos.