Jarro de agua helada sobre los hombros desnudos del presidente del PP de Andalucía, Juanma Moreno, cuya candidata a presidir el partido en Córdoba obtenía ayer 270 escuálidos votos frente a los 1.285 del candidato crítico Adolfo Molina, respaldado explícitamente por el presidente saliente, José Antonio Nieto, y tácitamente por los ministros Juan Ignacio Zoido y María Dolores de Cospedal.

El propio Nieto, líder indiscutible del partido en Cordoba, aspiraba a repetir como presidente, pero una 'oportuna' cláusula estatutaria de incompatibilidad, alentada por Moreno y aplicada además discrecionalmente, le impidió hacerlo. La victoria de Molina tiene mucho de venganza de Nieto.

De los 2.101 afiliados del PP que se habían inscrito previamente en el proceso de ‘primarias’ solo emitieron efectivamente su voto 1.566, de los cuales un 82 por ciento se inclinaron por Molina mientras que solo un 17 por ciento lo hacían por Rosario Alarcón.

Desastre en la capital

No obstante, más allá de los porcentajes globales de la votación, hay un lugar especialmente significativo para interpretar cuál es la relación real de fuerzas en el partido: Córdoba capital. En efecto, la circunscripción de la ciudad acapara nada menos que 605 de los 2.101 electores inscritos; de esos 605, fueron a votar 470 y lo hicieron así: 401 votaron a Adolfo Molina y 62 a Rosario Alarcón.

Según el reglamento del proceso aprobado en el último congreso nacional del PP, Alarcón queda fuera de la carrera presidencial dejando expedito el camino para que Molina sea el próximo presidente del partido. Así lo ratificará el XV Congreso, que se celebra a primeros de junio.

En todo caso, los avales presentados por cada uno de los precandidatos ya daba pistas inequívocas del batacazo que esperaba a la candidata oficialista: mientras Alarcón solo había conseguido sumar 304 avales, Molina quintuplicó holgadamente esa cifra reuniendo 1.605.

Adversarios al acecho

Para Juanma Moreno el resultado de Córdoba no es una buena noticia. Aunque oficialmente su nombre como líder del partido no está en entredicho dado que tiene el apoyo expreso de Mariano Rajoy, lo cierto es que Moreno no ha logrado afianzar su liderazgo ni entre la militancia ni en aparatos provinciales como los de Sevilla, Córdoba o Jaén. Un resultado adverso en las próximas elecciones autonómicas, sea cuando sea la fecha en que estas se celebren, podría resultar letal para Moreno. Los adversarios que acechan no solo en Génova, sino también en plazas como Córdoba o Sevilla, aprovecharían seguramente la oportunidad para buscarle un recambio.

El problema de Moreno no es tanto que suscite rechazo en el partido, que no lo suscita, como que no es capaz de despertar entusiasmos. No resta pero no consigue sumar, y un líder cuyo nombre no agregue votos a los aportados por las siglas del partido tiene muy difícil arrebatarle el poder al Partido Socialista o incluso frenar un virtual ascenso de Ciudadanos.