La Semana Santa de Málaga aglutina a distintos y variados sectores de la sociedad. Por encima de ideologías y de doctrinas, posee esa magia de unir. Es un fenómeno que desde el respeto y la tolerancia permite la convivencia e incluso el orgullo local. Muchos malagueños que no se identifican con el hecho religioso, la defienden por constituir un elemento económico de primer orden que permite a muchas familias y negocios, obtener unos ingresos extraordinarios que los visitantes aportan. 

A esta realidad incontestable y manifiesta ha contribuido de manera decidida los cofrades y hermandades de la capital. Su esfuerzo de integración en la vida social de la ciudad así como una labor de ayuda a colectivos y necesitados, ha normalizado un movimiento que es respetado y respaldado por las instituciones y la misma sociedad en la que circunscribe su labor. Esto es así.. así menos en algún caso. Un elemento distorsionador de la Semana Santa civilizada sigue estando presente concitando incluso la no aceptación de los responsables civiles, cofrades y hermanos mayores entre otros, Ese alteración de la normalidad la protagoniza una imagen de un Cristo crucificado que, aunque no desfila en procesión desde el final del franquismo, sí se le permite, año tras año, que recorra las calles del centro de Málaga en un Vía Crucis cada Viernes Santo. 
Para honrar solo a los heridos del bando nacional
La 
existencia de una imagen de un Cristo crucificado y mutilado con soporte organizativo de su propia cofradía, aporta un claro componente guerracivilista y abre heridas que deberían ir cerrándose de la Guerra Civil. Su nacimiento lo proclama al ser una cofradía creada para recordar a los militares mutilación en la contienda. La afrenta está en que solo conmemora a los heridos de un solo bando,  los del bando rebelde llamado nacional. A los miembros del Ejército republicanos, no. Es sintomático que el fundador de la Legión, el general africanista y franquista, Millán Astray fuera su primer hermano mayor efectivo.

La especial idiosincrasia de la Cofradía del Santísimo Cristo Mutilado, provoca cada Viernes Santo desde el año1939, en su recorrido hasta la Catedral de Málaga donde es acogido la imagen tras recorrer calles céntricas de la ciudad. Todo ello ocurre gracias a una "gracia" especial del Papa Pío XII que autorizó su procesión.

Un gueto derechista
En 1977 y con el advenimiento de la democracia, el Obispado de Málaga decidió que la imagen tullida mutilado no procesionase. Una de las razones fundamentales de esta prohibición fue el hecho discriminatorio de que los mutilados del ejército republicano solicitaron participar también en la procesión, petición que no les fue concedida. La Cofradía se convirtió de hecho en  un espacio solo reservado a los miembros del Cuerpo de Caballeros Mutilados por la Patria, Ante las presiones de la cofradía, el Obispado cedió en parte y les concedió el favor de protagonizar este polémico Vía Crucis cada Viernes Santo.

Esta vinculación entre régimen franquista, “Nacional-Catolicismo" y guerracivilismo, ha hecho que parte importante de las cofradías no la vean con especial simpatía por romper ese papel cohesionador del movimiento semanasantero malagueño.  Dicho sea de paso, el "perejil de todas las salsas" y polémico obispo Catalá desfila acompañando al Cristo Mutilado en el trayecto hasta la catedral, un guiño indisimulado a la cofradía y lo que representa.

Cabe recordar que hasta 1958, en su desfile el Cristo iban acompañados de algunos cofrades con uniformes militares y falangistas. Posteriormente "innovaron" hacia los trajes de "cruzado’.