El mestizaje cultural, la trasversalidad antropológica o el enriquecimiento de las lenguas con otras influencias hermanas, parece que, lejos de ser un hecho positivo e integrador, debe ser algo contaminante o tóxico para el prelado de la Diócesis de Salamanca. Carlos López, que así se llama el obispo charro, no ve con buenos ojos que los capataces y jefes de paso de la prestigiosa Semana Santa de esta capital castellana, usen términos en las procesiones con "marcado acento andaluz".

López les recrimina a estos cofrades que utilicen un lenguaje "que nada tiene que ver con la ciudad en la que vivimos". Como si adaptar determinados vocablos populares de la rica semana santa andaluza convirtieran a los capataces salmantinos en cofrades de Azerbaiyán o con acento kasajo, el Delegado de Dios en Salamanca advierte a sus feligreses que como el lenguaje andaluz "no es el nuestro, y por consiguiente, no estamos acostumbrados a ello, lógicamente suena incluso mal". 

El lenguaje "no normal" de los andaluces
Y para culminar sus invectivas cuasi despreciativas a la fonética andaluza, el obispo finaliza con una guinda sin desperdicio. Y es que el prelado no entiende que durante todo el año "se hable con normalidad", y en esas fechas "se use un acento que nada tiene que ver con la ciudad en la que vivimos". Una afirmación categórica que deja a los andaluces en el campo del lenguaje anormal o paranormal. ¡Y nosotros centenares de años de años y con cultura milenaria sin saberlo!

En el fondo subyace un debate entre los defensores de la tradición de una Semana Santa castellana y austera contra quienes, abiertos a nuevas incorporaciones, se muestran receptivos a adoptar e integrar estilos procedentes del sur.  Proclive a los primero, autarquía y proteccionismo semanasantero, el obispo defiende las más puras esencias cofrades de la tierra en la que se enclava su Diócesis. Para ello no ha dudado en dar un toque de atención a los responsables de procesionar las imágenes salmantinas. Además lo ha hecho utilizando a la Junta de Semana Santa.

"Comerse el marrón" del Obispo

Y es que a última hora, y tras las repercusiones mediáticas negativas generadas, el presidente de esta Junta, José Adrián Cornejo, ha salido a la p alestra para "comerse el marrón" y descargar al obispo de su culpa de la misiva inoportuna. "El obispo ni impone nada, ni ordena, ni manda ninguna carta... Esa carta la redacto yo y la firmo yo", ha dicho, en un acto de inmolación más propia de religiones del Islam. Pero es poco creíble tal defensa posterior ya que en el escrito enviado a los 17 hermanos mayores, el presidente de la Junta, traslada la inquietud del prelado. De lo que se trata es que en el fondo el obispo, muy "preocupado" por el acento andaluz, trasladó su opinión al máximo organismo de la Semana Santa para su difusión entre las hermandades y cofradías.

La realidad es que no solo en Salamanca, sino en otras zonas de España no andaluces, el liderazgo y calidad de la Semana andaluza ha hecho que se adopten algunas expresiones muy tradicionales en el sur. "Chicotá", Al cielo con ella" o levantá", son términos y vocablos que se oyen en los desfiles procesionales y que enriquecen una tradición no solo andaluza sino muy española. Resulta paradójico que, cuando la Conferencia Episcopal ha manifestado en varias ocasiones su preocupación por una posible ruptura de la "unidad de España", ahora y con la que está cayendo en este asunto, haya obispos que rechacen y adviertan del peligro de integrar modos y maneras de otras tradiciones de otras comunidades autónomas.

Respuesta irónica de los andaluces
La repercusión de estos hechos en medios televisivos ha mostrado la opinión de ciudadanos andaluces por esta polémica. Lo cierto es que tras ser preguntados en televisiones como La Sexta o Canal Sur, la respuesta ha sido incluso jocosa: "Que hablen en francés, si quieren". "Si quieren hablar fino que hablen fino, a mí me da igual" o "Que hablen como quieran que nosotros lo haremos en nuestra lengua".