El próximo domingo (hoy para las y los lectores) se consumará en Madrid la reunión del Comité Federal del PSOE donde se habrá producido la victoria ¿incruenta? del susanismo ortodoxo y la derrota cruenta del pedrosanchismo (versión marxista-luenista-pensamiento-de-Mao-Tse-Dong) que tanto ha dado que hablar y que escribir y leer en el presente otoño. No ha habido periódico o cadena radiofónica o televisiva, ni tertuliano o tertuliana con o sin representación sociopolítica o profesional que haya olvidado pasar con o sin respeto sobre la supercrisis que arrastra el Partido Socialista en España. Ha habido explicaciones para todos los gustos y recetas para todos los recetarios que mayoritariamente están viniendo a coincidir en que el PSOE debe hacerse el harakiri y votar, absteniéndose, por Rajoy permitiéndole así que gobierne con más o menos dificultades en pago a su estupenda labor al frente del anterior Gobierno mayoritario absoluto y a su aún mejor gestión como presidente absoluto del Partido Popular. Ni que decir tiene que absoluto aquí quiere decir absolutista.

El caso es que, a estas alturas, quienes integran el alto Comité Federal, la Comisión Gestora y el conjunto de la militancia y simpatizancia socialistas andan bastante jodidos, cabizbundos y meditabajos por tener que retratarse los unos o dejarse de retratar los demás respecto de la posición del Partido en cuanto a la política regional, nacional e internacional. Y también que las trampas del PP para conseguir que voten, aunque sea absteniéndose, la investidura de Rajoy se están tornando un trágala insoportable adobado con sapos y culebras que amenaza con romper al partido por lo menos en dos mitades: los del no es no, partidarios del ayuno severo y de unas posteriores elecciones generales en las que, por ser terceras, puede ir la vencida absoluta de Rajoy, la apariencia de absolución de prácticas corruptas generalizadas y el pajaricos con la madre y si te vi, no me acuerdo.

Y además es tanto el bochorno que sienten esas gentes, que les cuesta Dios y ayuda admitir que el peligro electoral inminente pueda justificar un apoyo implícito que sirva a sus adversarios de patente de corso para seguir desgobernando este desgobernado país. Y cuesta un ojo (de la cara) encontrar una tercera postura entre el no y la abstención que es en lo que piensa Iceta, una especie de bula como las que emitía en Cuaresma la Iglesia Católica durante el franquismo y que permitía a las familias que las adquirieran gozar del privilegio de la exención o disculpa excepcional de poder ingerir alimentos prohibidos (en este caso el  no) previo pago de un estipendio proporcionado al patrimonio que se le estimaba al des-penal-izado infractor quien aceptaba la sanción de buen grado reconociendo y haciendo valer eso de que la pela es la pela.

Y en resumen, nadie podrá decir que no os avisé a tiempo de que los mercaderes se habían apoderado de las galerías más amplias y soleadas del templo de Salomón convirtiéndolas en  reductos pestilentes del latrocinio; ni de que ya no bastará todo el ayuno ni la abstinencia del mundo  entero para borrar las huellas del pecado de vuestros corazones por mucho detergente y sosa cáustica que diluyáis en las esponjas con que los frotéis. Ni toda el agua que se almacena en la Cisterna de Constantinopla ni las grandes esponjas vegetales con que allí frotan a los bañistas hasta la extenuación bastarán para esos fines limpiatorios.

Si además queréis que pronostique cómo quedará la era después de tanta guerra, os diré que no me atrevo a aventurar albur alguno. Lo único es que desconozco cómo quedará el campo después de la batalla y si el partido primitivo logrará levantar cabeza algún día teniendo en cuenta que no es la primera vez que está contra las cuerdas ni que son sus propios dirigentes los responsables principales de tanta descomposición. Solo cabe confiar en la gran capacidad que atesora para resurgir de sus cenizas sorprendiendo a propios y a extraños como potentísima Ave Fénix. Y lo mejor de todo, en especial para los adversarios, es que las anteriores trifulcas se superponen a las que se desarrollan en los escenarios local y regional (las crisis ferroviaria y la sanitaria en Granada) y esto propicia la distracción de las fuerzas y la disminución de la intensidad con que se emplean.

A ver si la pronta y favorable resolución del nudo gordiano orgánico propicia la recomposición de las fuerzas propias y con eso de que cada palo aguante su vela y cada chorizo su guita se empieza pronto a desatrancar esta situación tan endemoniada que a tantos atenaza. Y a ver también si, para primeros de año 2017, empezamos todos a posicionarnos (cada quien donde haya escogido) y a ejercer el papel que nos corresponda incluyendo en esto a las muchas personas y grupos independientes cuya ayuda será vital para encontrar soluciones y dibujar un relato consensuado y mayoritario que resuelva de una vez por todas los rérminos de tanta disolución.

Y encima, ayunando, id est, a pan y agua y absteniéndonos, o sea, si catar carne en el más amplio sentido de las palabras. O no.