A Javier le sonó el teléfono mientras desayunaba. Era martes, las ocho y media de la mañana. Al descolgar escuchó una voz profesional que se presentó como técnico de su compañía de internet. «Buenos días señor Martínez, le llamamos porque hemos detectado problemas en su línea. Necesitamos cambiarle el router urgentemente para evitar cortes de conexión». El tipo conocía su nombre completo, su dirección, incluso le dijo el modelo exacto de router que tenía en casa.
Javier casi se lo creyó. Por suerte, su hijo le había contado hacía poco tiempo sobre estas estafas. Colgó inmediatamente y llamó al número oficial de su operadora. Allí le confirmaron que no habían realizado ninguna llamada y que era, efectivamente, un intento de estafa. Javier se libró por los pelos de convertirse en una víctima más de lo que la policía ya considera una de las estafas telefónicas más extendidas del momento.
Por qué esta estafa funciona tan bien
Los timadores han encontrado la fórmula perfecta. No es casualidad que cada vez más gente caiga en esta trampa. El truco está en que estos criminales manejan información real sobre ti: tu nombre, dirección, incluso saben qué compañía tienes contratada. ¿De dónde sacan estos datos? Principalmente de filtraciones masivas de bases de datos que han ocurrido en los últimos años, o simplemente de información que tenemos publicada en redes sociales sin darnos cuenta.
Cuando alguien te llama y conoce todos estos detalles, es normal que bajes la guardia. Los estafadores lo saben y por eso empiezan la conversación demostrando que «saben quién eres». Después viene la segunda parte del engaño: crear sensación de urgencia. Te dicen que hay un problema técnico grave que debe solucionarse ya mismo, o que hay una actualización súper importante que mejorará tu conexión de forma espectacular.
La urgencia no es casual. Cuando nos presionan para tomar decisiones rápidas, nuestro cerebro no tiene tiempo de analizar si algo huele raro. Es pura psicología aplicada al fraude. Y funciona porque estamos acostumbrados a que las empresas de telecomunicaciones nos llamen para ofrecernos cosas o avisarnos de problemas técnicos.
Cómo te roban la línea sin que te enteres
Una vez que han conseguido convencerte de que realmente necesitas cambiar el router, viene la parte más peligrosa del engaño. Te dicen que van a enviarte un código por SMS que necesitas para «completar el proceso de envío del nuevo equipo». Suena lógico, ¿verdad? Al fin y al cabo, estamos acostumbrados a recibir códigos de verificación para todo tipo de gestiones online.
Pero ese código no es para enviarte ningún router. En realidad, lo que los estafadores están haciendo es solicitar una portabilidad de tu línea a otra compañía. Cuando tú les das ese código, les estás dando permiso (sin saberlo) para llevarse tu número de teléfono y tu contrato de internet a la empresa que ellos quieran.
El resultado es devastador. De la noche a la mañana te quedas sin internet, sin teléfono, y empiezas a recibir facturas de una compañía con la que jamás has hablado. Mientras tanto, los estafadores tienen acceso total a tu cuenta de cliente online, donde pueden ver todos tus datos personales y seguir haciendo cambios en tu nombre.
Lo peor de todo es que recuperar tu línea puede convertirse en una auténtica pesadilla burocrática que dure semanas o incluso meses. Muchas víctimas han tenido que contratar abogados para solucionar el lío.
Las señales que delatan a un estafador
Aunque estos criminales son cada vez más sofisticados, siguen cometiendo errores que puedes detectar si sabes qué buscar. El primero y más obvio es la propia llamada. Las operadoras serias no suelen llamar así de buenas a primeras para cambiar equipos. Y cuando lo hacen, te envían antes una carta o un email oficial avisándote con semanas de antelación.
Otra pista importante es el número desde el que te llaman. Los estafadores a menudo usan números de móvil normales, o números fijos que no coinciden con los oficiales de la compañía. Si tienes dudas, siempre puedes buscar en Google el número oficial de atención al cliente de tu operadora y comparar.
También fíjate en cómo hablan. Los estafadores suelen tener mucha prisa por cerrar el «trato». Te presionan, te dicen que la oferta es solo por hoy, que si no lo haces ahora perderás la oportunidad. Los trabajadores reales de las empresas no suelen comportarse así.
Y por supuesto, la gran señal de alarma: te piden códigos que recibes por SMS. Ninguna empresa legítima te va a pedir que compartas un código de verificación por teléfono. Nunca. Es como si un empleado de banco te pidiera tu PIN por teléfono. Simplemente no ocurre.
Qué hacer si la llamada huele raro
Mi consejo es simple: cuando tengas la más mínima duda, cuelga. No pasa nada por cortar una llamada, pero sí puede pasarte mucho por seguir hablando con un estafador. Después, busca el número oficial de tu operadora (el que aparece en sus facturas o en su web) y llama tú directamente para preguntar si realmente necesitas cambiar algo.
Los expertos en seguridad informática llevan años repitiéndolo: ninguna empresa seria te va a pedir datos sensibles por teléfono. Ni códigos SMS, ni contraseñas, ni números de tarjeta. Si alguien te pide esto por teléfono, es un estafador. Punto.
También es importante que sepas que las operadoras están obligadas por ley a avisarte con 30 días de antelación antes de hacer cualquier cambio en tu servicio. Si alguien te llama diciendo que necesitas cambiar el router «hoy mismo», es mentira.
Y algo que mucha gente no sabe: puedes pedir que pongan una nota en tu expediente para que no te llamen nunca para ofertas comerciales. Así te aseguras de que cualquier llamada «comercial» que recibas será fraudulenta.
Si ya has caído en la trampa
Vale, digamos que ya has dado el código y te has dado cuenta de que la has liado. Lo primero, no te agobies. Le puede pasar a cualquiera, y tiene solución, aunque requiera paciencia.
Lo más urgente es llamar inmediatamente al teléfono oficial de tu operadora original y explicarles lo que ha pasado. Ellos pueden intentar frenar la portabilidad si aún no se ha completado. Cuanto antes llames, más posibilidades tienes de parar el proceso.
También tienes que cambiar urgentemente todas las contraseñas relacionadas con tus servicios de internet y teléfono. Si los estafadores han conseguido acceso a tu cuenta online, pueden seguir haciendo cambios mientras mantengas las mismas claves.
No te olvides de revisar tu cuenta bancaria. Algunos estafadores aprovechan para contratar servicios adicionales que se cargan directamente a tu tarjeta. Si ves movimientos raros, llama inmediatamente a tu banco.
Y por último, ve a comisaría a poner una denuncia. Sé que da pereza y que no siempre sirve para recuperar tu dinero, pero es importante para que la policía pueda seguir el rastro de estos criminales. Además, la denuncia te puede hacer falta después para reclamar a las compañías o al seguro.
Por qué cada vez hay más estafas de este tipo
La realidad es que vivimos en una época dorada para los estafadores. Tenemos más datos personales circulando por internet que nunca, las empresas nos llaman constantemente para vendernos cosas, y estamos acostumbrados a hacer gestiones por teléfono sin pensarlo dos veces.
Los criminales se han profesionalizado mucho. Ya no son cuatro chavales haciendo llamadas desde un piso franco. Ahora hay organizaciones internacionales que se dedican a esto de forma industrial, con bases de datos robadas, tecnología para falsificar números de teléfono, y scripts muy bien preparados para convencer a sus víctimas.
Y encima, la justicia va siempre por detrás. Para cuando la policía desmantela una red de estafadores, ya han surgido otras diez. Es un problema que nos va a acompañar durante años, así que más vale que aprendamos a defendernos.
El único remedio que funciona de verdad
Después de hablar con víctimas, policías y expertos en seguridad, la conclusión siempre es la misma: la única defensa eficaz es la desconfianza. Suena feo decirlo así, pero es la realidad. En el mundo de hoy, desconfiar de las llamadas inesperadas no es paranoia, es supervivencia digital.
No hace falta convertirse en un ermitaño que no coge el teléfono. Simplemente hay que desarrollar esa vocecita interior que dice «esto no me lo creo» cuando algo no cuadra del todo. Y ante la duda, siempre es mejor colgar y verificar por nuestra cuenta.
Porque al final, cambiar un router de verdad no es algo que requiera prisa. Es un proceso que se planifica, se avisa con tiempo, y se hace con calma. Todo lo que te vendan como urgente en el mundo de las telecomunicaciones, probablemente sea mentira.