Si da miedo, entonces deberías hacerlo. Es así de sencillo. No es por parafrasear a ningún intelectual de la posmodernidad, pero es cierto eso que dicen: 'Ser valiente no es no tener miedo, es enfrentarse a él'. Sin ser tan pseudo-poéticos, resumimos en que el éxito reside en atreverse.

El miedo es una sensación complicada, no compleja

A lo largo de nuestra vida podemos sentir miedo por muchas cosas. En ocasiones, se tratan de situaciones que hemos creado a partir de nuestras decisiones. Por ejemplo, retos laborales, relaciones sentimentales, aventuras impredecibles. Dentro de nuestra experiencia como personas es mandatorio encontrarnos con más de una situación que sea más grande que nosotros mismos y la reacción natural es el miedo. Al fin y al cabo, el miedo es la percepción de peligro y nuestro instinto de supervivencia nos dice que no hay nada más peligroso que lo que no conocemos.
Aquí está la clave: lo que no conocemos nos asusta, pero eso no significa que sea malo. A veces hay que dar un paso a lo desconocido.
Deberíamos poder encontrar en este miedo nuestro motor de motivación principal. Porque en ocasiones tras esta sensación se esconde la emoción de saber que va a ocurrir algo grande. Todo lo que nos saca de la zona de confort es una experiencia que vale la pena vivirla. Ni si quiera estoy hablando de un discurso optimista facilón, del 'tú quieres, tú puedes'. Estoy hablando de lo que es: una incomodidad, sí, pero que te puede sacar del sitio donde estás para llevarte más lejos.

Una de consejos para el miedo, marchando

Así que si tienes una oportunidad rozándote la punta de los dedos pero dudas por miedo: no seas idiota. Lo que está ocurriendo te lo mereces porque te lo has trabajado. Aquí tienes algunos trucos para facilitarte la situación.

Haz una lista de pros y contras.

Si de verdad dudas, las listas de pros y contras son tus mejores amigas. Primero, porque esquematizar los pensamientos es siempre de gran ayuda. Segundo, el subconsciente es traicionero y si ya se ha decantado por una opción... lo reflejará fácilmente en la lista.

Confía en la gente de tu alrededor.

Si la situación te queda grande, pide ayuda. Nos da mucho miedo necesitar a alguien más, pero cuando aprendres a pedir ayuda la vida se vuelve un poquito mejor. Sincérate con la gente que te quiere y busca los referentes o apoyos que necesites.

Tómate tu tiempo

No te precipites. Hay pocas cosas que necesiten ser hechas inmediatamente. Si te fuerzas, no saldrá bien. Dejar espacio a que las cosas fluyan solas es la mejor manera de afrontar el miedo, pues poco a poco la situación se irá volviendo natural. Y siendo un post tan optimista y maravilloso como este no puedo evitar querer acabar con un eslogan americano, porque el uso del inglés será innecesario en el 99% de las ocasiones, pero, ay, qué bien suena: Dream big, work harder.   Imagen de PExels en CC para Pixabay