Es increíble: da igual la cantidad de exámenes que hagamos, siempre pensaremos que podríamos habernos organizado mejor. Así es como nos encontramos la noche anterior al examen suplicando a nuestros compañeros que nos dejen echarle una ojeada a sus apuntes, a ver si así descubrimos una fórmula secreta que nos permita presentarnos al examen más tranquilamente. Pues traigo una estupenda noticia. Mis más de 20 años de experiencia como empollona integral me han aportado unas cuantas estrategias de estudio. ¡Atención!

Organízate con tiempo.

Mi mejor truco es sentarme una semana antes y hacer una revisión rápida al temario entero. Sólo los títulos de los apartados o las palabras claves, para tener una idea general de lo que entra. Entonces, lo reparto por días, para asegurarme que cada punto del temario tendrá su momento. Normalmente, me aseguro de que el día anterior al examen ya no tenga que hacer ningún resumen o estudiar alguna cosa de cero, solo repasar y revisar. Así, el estrés se reduce significativamente y los conocimientos sedimentan mucho mejor.

No seas sobrio.

Las inteligencias son muy diferentes y es importante reconocer qué elementos nos facilitan la memorización. Por ejemplo, hay gente muy visual, lo que lleva que a través de colores y esquemas sea más sencillo el aprendizaje. Por lo tanto, lo peor que podemos hacer es ser vagos. No porque así sea más rápido, hay que ser más sobrio. Más vale dedicarle un poco más de tiempo a nuestros estudios perfilando la mejor manera de aprender: visual, auditivo, repetición...

Busca lo esencial

Siempre, siempre, quédate con lo esencial. Puede parecer que lo que tienes en frente es demasiado, pero la verdad es que todo está articulado entorno a una palabra clave. Identifica la palabra clave de cada frase. Reduce contenido hasta quedarte con lo esencial y, a partir de ahí, reconstruye los detalles. Si tienes claros los conceptos más básicos, podrás evolucionar tu discurso a algo más complejo. Y me temo que este consejo se ajusta a todos los aspectos de la vida.

Duerme, come: cuídate

Puede parecer que no tiene ninguna relación con estudiar, pero lo cierto es que lo peor que puedes hacer antes de un examen es machacar el cuerpo con estrés. Estrujándote el cerebro consumes más energía de lo que parece, así que es importante comer regularmente. Y, por lo que más quieras, DUERME. No es un bulo científico que la fase REM es esencial para asentar los conocimientos. Descansar es la base para una buena concentración, por lo tanto, para el éxito con los exámenes.   Todos pasamos por el aro, tarde o temprano. No te desanimes. Tampoco te olvides de lo mejor: si lo haces bien, te mereces una autorecompensa... y para ello se puede ser generoso.   Imagen de Michal Jormouk en Pixabay en CC.