En ciertas ocasiones ocurren cosas muy cerca de nosotros que nos ponen en nuestro lugar. No hace falta salir al espacio, algo que muy pocos pueden hacer, para que suceda algo que nos muestre que no somos más que unos pequeños puntos deambulando sobre la superficie de una pequeña roca suspendida en la nada dando vueltas alrededor de una estrella.

Un meteorito explosivo

Y si no que se lo pregunten a los habitantes de las afueras de Detroit. Ayer fueron temerosos testigos de uno de esos fenómenos naturales que le ponen a uno los pelos de punta. Afortunadamente no sucedió nada, pero todos aquellos que pudieron presenciarlo seguro que pasaron un rato entre desagradable a fascinante.  
[Ver: Qué ocurrió tras el impacto del meteorito que mató a los dinosaurios]
  Sobre las 20:00 horas, una gran llamarada estalló en el cielo. Más que un estallido fue una especia de bola de fuego que se desplazaba en el aire a toda velocidad.
Se trataba de un meteorito que al entrar en la atmósfera y volverse incandescente provocó una luminosidad que, durante unos segundos, convirtió la noche en día.
Aunque no se han encontrado, de momento, restos de la roca que entró en nuestra atmósfera, los cálculos estiman que la caída se produjo cerca de la localidad de New Haven, cerca de la ciudad de Detroit y de la frontera con Canadá.

Y un terremoto

Pero los habitantes de la zona no solo se sobresaltaron con el fogonazo. También con el estruendo provocado por la explosión del bólido y por un terremoto de grado 2 en la escala de Richter. En una palabra, debió de ser una especie de ensayo a pequeña escala del fin del mundo.  
[Ver: Un meteorito modifica el campo magnético de la Tierra]
  El hecho ha puesto de manifiesto otro de los elementos clave de nuestro tiempo: No sabemos cuántos de estos fenómenos se han producido en la historia. Pero ahora es distinto. En los informativos y en la redes sociales pueden verse multitud de vídeos del hecho. Sin duda, aunque es más difícil pasar inadvertido incluso para un asteroide.