Seguro que conoces esa sensación. Estás en casa escuchando música o en un concierto y de pronto suena esa canción. Y se te pone la piel de gallina. Todo tu cuerpo se estremece con las primeras notas y tu vello se levanta como estacas. Ah, ¿que no sabes de qué estamos hablando? Bueno, no te preocupes… es solo que no eres especial.

Electrodos en la cabeza

Así es cómo lo ha definido el investigador Matthew Sachs que ha pasado un año investigando las reacciones de distintos sujetos ante sus canciones favoritas. En concreto eligió a 20 personas. 10 que admitían haber sentido esa sensación, la carne de gallina al escuchar música, y otras 10 que no sabían de qué se les estaba hablando. Lo que hizo Sachs fue conectar electrodos en la cabeza de los sujeto de estudio. Y analizar sus reacciones al escuchar las canciones. Cómo su cerebro funcionaba y en qué momento se producía ese fenómeno. El de que la piel se les volviera de pollo.
Este estudio minucioso y altamente tecnológico de los cerebros de sus conejillos de Indias humanos le permitió comprobar que las estructuras cerebrales de unos y de otros son distintas.
Y que estas variaciones están relacionadas con las reacciones que se producen ante diferentes hechos. Como en este caso, ante la música.

Mejor conexión

En concreto, detectó que los que siente la música a flor de piel tienen más fibras en la parte que une la corteza responsable de la escucha y las áreas responsables de los procesos emocionales.
Es decir, esta abundancia de fibras hace que se gestionen mejor este tipo de emociones, en este caso a través de una manifestación física como es la de erizarse el vello corporal.
Como suele ocurrir en estos casos, el investigador espera que esta revelación sirva para encontrar formas de tratar distintas patologías relacionadas con las conexiones cerebrales y las funcionalidades afectadas por accidentes o malformaciones.