Habitualmente hablamos de las ciudades y de los bosques como dos entes distintos y muchas veces enfrentados. Más ciudad significa menos naturaleza. Por realmente no tiene por qué ser así. Puede existir desarrollos urbanísticos que integren la cubierta verde como un elemento más, como pueden ser las calles y las aceras. De hecho, es necesario que así sea.

Polución y temperaturas

Es lo que expone el informe Trees for a Cool City: Guidelines for a optimised tree placement. Este documento ha sido elaborado por el Departamento de Industria, Innovación y Ciencia del gobierno australiano y trata de marcar unas pautas para que la conjunción de árboles y asfalto beneficie a los ciudadanos y preserve la vida de los elementos vegetales.
Los árboles en las ciudades tienen múltiples funciones y beneficios. Quizá el más importante es que ayudan a reducir los niveles de polución de una manera muy significativa. Esto es muy relevante en grandes urbes, donde la contaminación es un problema real.
Pero también ayudan en otros aspectos. Por ejemplo, son muy importante en la regulación de las temperaturas sobre el asfalto. Tanto en verano como en invierno, contribuyen a equilibrar la temperatura evitando el calor extremo y el frío helador. Este equilibrio de las temperaturas se produce tanto en la superficie de las calles como en el aire que nos rodea. Y esta variación es especialmente significativa en las horas nocturnas.

Plantados con cabeza

Pero para que todos estos efectos se maximicen es necesario realizar un estudio serio sobre las zonas en las que se van a plantar los árboles, los efectos que se esperan conseguir y las especies más adecuadas para cada entorno y clima. El documento expone de forma esquemático cuáles son las principales estrategias de plantación en función de las áreas que se quieran proteger con árboles y de los efectos que se busquen. Y concluye con un último beneficio quizá menos pragmático pero también esencial. El impacto visual que los árboles proporcionan a los estresados habitantes de un entorno muchas veces hostil como pueden ser las ciudades.