El Senado Holandés aprobó el pasado martes una ley que ha levantado polvareda ya durante su tramitación, porque convierte automáticamente a todos los ciudadanos en donantes de órganos, salvo que éstos dejen especificado en vida que no quieren serlo. Así, en virtud del ajustado resultado de 38 votos a favor y 36 en contra, los ciudadanos van a recibir ahora un par de cartas de aviso para que puedan expresar, si lo desean, su objeción a convertirse, por defecto, en donantes. Si no lo hacen de manera explícita, se darán por incluidos en esta base de datos. Y hay otra expcepción más a esta ley cuya tramitación propuso la democristiana Pia Dijkstra ya durante la anterior legislatura, porque los familiares, llegado el caso, pueden paralizar la donación de órganos de un pariente, incluso aunque éste haya dado su consentimiento a donar, si albergan “serias objeciones” y “problemas insuperables” en torno a la donación de sus órganos.

¿Puede el gobierno decidir sobre algo así?

Varios de los senadores que votaron en contra consideraron que un Gobierno no puede decidir sobre los órganos de un ciudadano. Otros sostuvieron que la ley generará demasiados gastos, sin garantizar que mejorará los resultados del sistema vigente, de acuerdo con el cual, las personas que quieran donar sus órganos deben registrarse para que así sea tras su fallecimiento. Las nueva norma entrará en vigor el 1 de julio de 2020, acompañadas de una gran campaña que explique al ciudadano los cambios que implica. En Holanda, mueren al año unas 150 personas, mientras están en lista de espera para recibir un órgano que salve su vida.