Nan Goldin es, a sus 64 años, una de las fotógrafas más importantes e innovadoras del mundo. Y también de las más controvertidas. Tras pasar casi diez meses en un centro de rehabilitación por su adicción a la oxicodona, que inicialmente le prescribieron los médicos para combatir el dolor de una tendinitis en la mano izquierda, ha lanzado un proyecto contra quienes responsabilizaba de su adicción: la familia Sackler, dueña del laboratorio responsable de la producción y comercialización de ese analgésico, y además donante prioritaria de museos y universidades en varios países, algo que Goldin ha calificado como lavado de "dinero de sangre".

Se trata de una acción artística y fotográfica que la autora está difundiendo en Twitter e Instagram con el hashtag #ShameOnSackler, y con el título Prescription Addiction Intervention Now (Pain), la intervención artística y política de Goldin continúa desde entonces en redes sociales como  y en la plataforma de crowdfunding change.org .
Con ella, reclama a la organización que lideran los Sackler que  financie tratamientos médicos para los adictos, en lugar de proyectos artísticos. Goldin ha narrado a The Guardian que tras consumir solo la dosis recetada, en 2014, se volvió adicta a esa medicación, y cuando los médicos se negaron a seguir suministrándosela, comenzó a comprarla compulsivamente en el mercado negro.

Una epidemia con 200.000 víctimas mortales

Forbes cifró en 2015 la fotruna de la familia Sackler, compuesta por cerca de veinte miembros, en un monto cercano a los 14.000 millones de dólares, tiene un muy bajo perfil, aunque es conocida por sus actividades filantrópicas. Han aportado millones a universidades como Yale y sustanciales donaciones a museos como el Victoria & Albert de Londres y el Met y el Guggenheim de Nueva York

En marzo de 2017 fue dada de alta en un centro de rehabilitación de Massachusetts, y comenzó a informarse de la epidemia de opiáceos que actualmente registra Estados Unidos, con unas 200.000 víctimas mortales. Se invesiga si las muertes de los músicos Prince y Tom Petty fueron resultado del uso de estos analgésicos opioides, como la oxicodona y el fentanilo, más poderosos que la heroína y la morfina y muy adictivos.

Drogas en mi alfombra, Nueva York, 2016
Drogas en mi alfombra, Nueva York, 2016 Crédito: Nan Goldin