Son bosques en los que todos los ejemplares son adultos y en los que faltan otras formas de vida, o como mínimo éstas tienen poblaciones anormalmente bajas.

Los biólogos los llaman “bosques de muertos vivientes”, lugares donde se ha “colapsado” el ciclo natural de la regeneración de una determinada especie porque se ha perdido la interacción con otros seres vivos, y ésta es necesaria para que dicha regeneración ocurra, pues conforma las llamadas “redes mutualistas” en la naturaleza.

Bosques defaunados con árboles sin misión

En estos bosques defaunados se ha documentado la pérdida de hasta tres cuartas partes de su potencial de almacenamiento de carbono, por tanto no cumplen sus funciones ecosistémicas. La situación afecta también a las aves, porque, si bien la mayoría de ellas es insectívora, existe un segundo grupo formado por las frugívoras, que se alimentan de frutos carnosos, flores, néctar, polen o tubérculos, y que diseminar semillas en sus heces o por regurgitación, ha explicado Jordano, y sin ellas, también colapsa la regeneración de ciertos bosques como los tropicales o los mediterráneos.