Tenemos que aprender a convivir con ellos. Vale, a veces pueden ser irritantes y es probable que no acabemos de entenderlos del todo. Pero estos chicos y chicas están ahí y muchos d ellos se ganan la vida más que holgadamente con sus vídeos, sus stories y sus fotos. En el fondo les envidiamos un poco.

Un hotel cuqui en Dublín

Aunque a veces se les vaya la cabeza y se crean más de lo que realmente son. Habrá que perdonarlos. Como a Elle Darby, la autoerigida influencer que hace unos días salto a la fama. A la de verdad, no a la virtual. Darby tuvo la feliz idea de pasar unas vacaciones en Dublín. A quién puede afeársele elegir la ciudad de Joyce para hacer turismo. Lo que no fue tan normal es que Darby contactó con un establecimiento local. El que más cuqui le pareció en trypadvisor, seguro. Se puso en contacto con The White Moose Café, que así se llama el lugar y le solicitó cinco noches de hotel gratis, a todo tren, a cambio de ponerles unas fotos en su cuenta de Instagram y un vídeo en su canal de YouTube. Pero ahí los responsables del hotel fueron todavía más listos y más sabios en el manejo de las nuevas herramientas. Se puede imaginar la reunión de los responsables. Lo primero en lo que pensamos en sus perplejidad ante el ofrecimiento y su rechazo de plano. Es lo que ha transcendido en los medios.

El hotel influencer

Pero cabe otra interpretación. Los dueños del hotel recibieron el e-mail y evaluaron posibilidades. Si Darby de verdad era una influencer, podría beneficiarles con sus comentarios y contenidos y también podrían hacerles mucho daño si se negaban. Así que entraron en sus perfiles y vieron que Darby en realidad está bastante lejos de influenciar a nadie. 90.0000 suscriptores en YouTube puede parecer una gran cifra, pero si pensamos en los números de los influencers de verdad, Darby está en otra galaxia. Así que pensaron que lo mejor que podrían hacer es aprovecharle de la pobre Darby y decirle que no con todo lujo de publicidad. En redes sociales, claro. Y luego prohibir la entrada a influencers y bloggers en general, como si estos llevaran un uniforme especial. El caso es que el hotel ha conseguido su objetivo. Y Darby, no.