Si sobre la alimentación ciruclan todo tipo de mitos, hay algunos alimentos y preparados que se llevan la palma. Por ejemplo, los zumos, como resalta la química y divulgadora científica Deborah García Bello en su nuevo libro Que se le van las vitaminas. Del zumo de naranja, que tradicionalmente hemos tomado nada más levantarnos, se dice que es puro azúcar y que se le van las vitaminas si pasa mucho tiempo desde que exprimimos la fruta hasta que la bebemos. Lo primero, señala la autora, es cierto. Lo segundo, no tanto. “Resulta que cuando hacemos zumo y exprimimos las frutas, estamos retirando gran parte de su fibra. Esto hace que lo metabolicemos de forma diferente, tan diferente que el azúcar naturalmente presente en la fruta se convierte, a efectos prácticos, en azúcar libre", expresa en el libro. "Es decir, nuestro organismo no distingue el azúcar de un zumo de naranja del de una bebida de color naranja con azúcar. Esto se ha medido”, señala.

Mejor como batido

Esto lleva a que, si bien "no existen restricciones por parte de la OMS con respecto a la cantidad de frutas que podemos consumir. El azúcar que contienen sí es necesario para nuestra salud. En cambio, en cuanto exprimimos estos alimentos, ese azúcar deja de ser saludable". Por ello, "lo ideal es comer fruta, no beberla. Y en el caso de que queramos beberla, una opción saludable es tomarla como un batido, cogiendo la pieza de fruta entera y pasándola por la batidora. De esta manera no dejamos de consumir la fibra que contiene".

La saciedad

Hay otro factor que debemos tener en cuenta: la saciedad. "Tranquilamente podemos tomarnos un zumo de naranja hecho con tres naranjas", plantea la autora. "En cambio, ese zumo no me sacia lo mismo que si me comiera esas tres naranjas. Probablemente ni siquiera fuese capaz de hacerlo sin empacharme cada vez que desayuno". Así, "las calorías que ingerimos bebiendo son las mismas que comiendo, masticando, pero no nos sacian de la misma manera. Por eso es tan importante tener en cuenta no solo lo que ingerimos, sino cómo lo ingerimos, nuestra conducta alimentaria".

Las vitaminas no se evaporan

Esto no significa que el zumo sea algo que tendríamos que desterrar de la dieta. "Lo que significa es que no debemos creer que tomar zumo es algo saludable, lo que es muy diferente. Tomar zumo es una forma de tomar azúcar libre, no en grandes cantidades, pero es azúcar libre igualmente. Es algo placentero, no saludable. Y que algo sea placentero a veces es la mejor razón de todas", sostiene García Bello. Además, a pesar del exceso de azúcar, el zumo nos aporta los beneficios de las vitaminas. Porque a un zumo de naranja recién exprimido nunca se le van a escapar las vitaminas (en este caso la Vitamina C), ya que éstas se hallan disueltas en el líquido (de ahí que se denominen ‘hidrosolubles’), y es imposible que se evapore.