Los pingüinos. Esos animales tan peculiares que con solo verlos nos hacen sonreír. Con sus andares patosos y su traje de frac. Parecen aves insignificantes y sobre todo incapaces de hacer daño. Sin embargo, ahora están librando una lucho sin cuartel contra un gigante y parece que van ganando.

El 80% de la población

Desde hace unos años se plantea la construcción de una gran mina en la región chilena. En el proyecto se habían embarcado algunas de las compañías más grandes del país y varias multinacionales. Todo parecía dispuesto hasta que los pingüinos entraron en el debate. La región es el hogar del 80% de la población mundial de pingüinos de Humboldt.

Este animal iba a ser seriamente perjudicado por la intervención minera en su hábitat.

Un impacto que aventuraba ser agresivo, como suele ocurrir con estas explotaciones. Sin embargo, una comisión ministerial integrada por los responsables de Energía, Minería, Agricultura, Economía, Medio Ambiente y Salud paralizó el proyecto. Según los portavoces no fue una decisión sencilla. El impacto medioambiental y la posible desaparición de las comunidades de pingüinos de Humboldt se enfrentaron con el beneficio económico que firmas mineras como Andes Iron habían prometido.

El asunto, en los tribunales

Este compañía había planeado la creación de dos explotaciones de hierro y cobre y de un puerto de carga en la zona norte de Coquimbo. Habían calculado una producción anual de 150.000 toneladas de cobre y 12 millones de toneladas de hierro. Esto supondría unos ingresos de alrededor de 2.500 millones de dólares. Ahora llega el momento de los jueces. La compañía recurrió la decisión y el asunto ha acabado en los tribunales. Ahora, el Tribunal Ambiental de Antofagasta deberá decidir si es posible conjugar ambos factores. Y si no es así, qué prevalece. Si el beneficio económica a costa del entorno o la seguridad, felicidad y continuidad de una especie de pingüinos única.