Cuánto tenemos que aprender de los suecos. Vale que ya estemos aprendiendo a cómo montar muebles y decorar nuestras cosas, todos iguales, por poco dinero. Pero también sería deseable que copiásemos de Suecia sus elevados estándares de vida. Sus sueldos, su bajísima tasa de paro, incluso su comportamiento con los refugiados.

Una hora libre para el sexo

Las condiciones laborales van más allá de sueldos o desempleo. Por ejemplo, la baja de maternidad es de 16 meses. Padres y madres deben cumplir obligatoriamente tres meses. El resto lo reparten como quieren. También tienen todos los días una pausa en el trabajo para lo que ellos llaman fika, una especie de ceremonia del té pero con café. Pero volviendo a la maternidad, ahora un político sueco ha propuesto otra pausa, pero en este caso para practicar sexo. No ha especificado, eso sí, si es antes o después del café. La hora, por supuesto, sería remunerada.

Para mejorar las relaciones

El ideólogo de tan magnífica idea es el concejal del pueblo de Övertorneå, Per-Erik Muskos. Muskos arguye que las parejas hoy en día no pasan el suficiente tiempo juntos. Para él no es una cuestión física si no “ para mejorar las relaciones. Qué duda cabe que así se mejoran las relaciones. Y se conoce gente. Sin embargo hay un factor que preocupa a Muskos. Y que nos da una idea de la idiosincrasia sueca. El concejal admite que no hay forma de comprobar que los trabajadores que se tomen esa hora libre realmente hagan aquello para lo que está pensado. Es decir, tener sexo. Que, por ejemplo, “podrían aprovechar para pasear”. Literal. Solo en Suecia. Pero Muskos aduce que las empresas tienen que confiar en sus empleados. Que si les dan esa hora para el sexo, realmente irán a su casa y la disfrutarán con su pareja.

Sexo en Suecia, cuestión de Estado

Y es que Suecia el sexo es una cuestión de salud pública. Piensan, y recordemos, son suecos, que practicar sexo es saludable para la mente, el sistema cardiovascular y las articulaciones, entre otras partes de la anatomía humana. Ya lo dijo el ministro de Salud sueco el pasado año. Un ciudadano se quejó porque una pareja generaba mucho escándalo durante el acto, pasadas las 22:00, el toque de queda del ruido en el país. Desesperado, denunció la situación en Twitter mencionando al ministro. “Es mi última esperanza”, imploró. La respuesta del ministro no pudo ser más festiva. “Suena genial para ellos. Y también para su bienestar y para la salud pública”. Y se acabó.