Esto ya no hay quien lo pare. Puede que algunos se empeñen en lo contrario, puede que otros simplemente no se den cuenta. Pero los combustibles fósiles están acabados. La gran vencedora ha sido la energía renovable. No hay vuelta atrás. Solo queda el futuro. Así lo ha sentenciado Financial Times.

Lo dice Financial Times

Son muchos los signos que lo han anunciado. Pero uno de los definitivos es cuando el periódico que leen todos los que comercian con energía y con combustibles fósiles declara el final de la lucha. Financial Times ha publicado esta semana la sentencia. La gran Explosión verde. Cómo la energía renovable se ha vuelto imparable es un artículo que analiza la evolución en el sector energético desde diferentes prismas. El resultado es que el rotativo salmón se pregunta si el siglo XXI será el último en el que quememos restos fósiles y emitamos CO2 a la atmósfera en el proceso. Y se autorresponde que sí. Es sin duda un artículo de gran importancia. Financial Times es considerado el periódico de referencia de aquellos que toman decisiones. Tanto en el plano político como en el económico. Un artículo como este decanta la balanza definitivamente. Tanto en la toma de decisiones de inversión como en el momento de acometer políticas energéticas.

Motor turbo, no gracias

El artículo refleja curiosas anécdotas. Como al de una compañía de coches que presentó muy ufana un nuevo motor turbo de combustión de gasolina. Y al poco tiempo, prácticamente se lo ha tenido que comer, porque el público ya no va en esa línea. Es más, les genera rechazo ese tipo de orientación empresarial. Ahora todo es verde. Y la exigencia de los compradores es la que, en última instancia, manda en el mundo capitalista. Como muestra, la venta de coches eléctricos está experimentando un ascenso exponencial. Y como explica el diario, este proceso se acelerará todavía más a medida que las baterías bajen de precio y aumenten su autonomía. Será un triunfo total y colectivo. De la opinión pública, de los consumidores, de los investigadores. Y finalmente, de las empresas y gobiernos que tendrán que adecuar su toma de decisiones a las exigencias de los ciudadanos. Y estos han dicho alto y claro, ya está bien. Queremos otro futuro. Un futuro.