Este primer fin de semana del 2017 se estrena la nueva película de Martin Scorsese, Silencio, que para muchos no solo será una de las grandes películas del año, sino una de las mejores que ha firmado el director de El lobo de Wall Street o Infiltrados.
Han sido varios los años que el director ha tenido que intvertir en esta ambiciosa producción, basada en la novela de Shusaku Endo, y llega tras tres años desupués del último filme del director y productor. Ambientada en el siglo XVII, aunque se puede hacer una lectura actual de su propuesta, la película aborda el viaje de dos jesuitas, Rodrigues (Andrew Garfield) y Garrpe (Adam Driver), a Japón en busca de un tercero, Ferreira (Liam Neeson), que fue su mentor, que es el único superviviente tras una mantanza de religiosos, de quien se dice que ha apostatado. Quieren, además, reempender su labor de manera urgente porque se ha producido una grave crisis en Japón.
Scorsese ya había realizado dos incursiones previas, de manera explícita, en la religión, en la destacable La última tentación de Cristo y en Kundun, más modesta. Silencio, al igual que Hasta el último hombre, de Mel Gibson, habla de la fe y la creencia en tiempos de pérdida de rumbo y crisis de valores.