El temor de nuestros padres vuelve a ser nuestro miedo. Después de varias décadas en las que la amenaza nuclear parecía una cosa de películas o de cómics, ahora de nuevo se cierne sobre nosotros. Claro, con los dedos regordetes de Kim Jong Un y de Donald Trump merodeando el botón nuclear, mejor será que vayamos pensando en lo peor. Al menos para estar prevenidos.

100 bombas nucleares

¿Qué pasará si a estos dos personajes les da por desencadenar una guerra nuclear? Pongamos que a la fiesta se anima Putin, porque, claro, con sus propias cabezas nucleares, no se va a quedar mirando: Y así, entre unos y otros, teniendo en cuenta que India y Pakistán también disponen de misiles de este tipo, al final caen sobre la tierra 1000 bombas equivalentes a la que fue lanzada por Estados Unidos sobre Hiroshima. Si estás cerca del impacto del proyectil, no hace falta que te expliquemos qué te sucederá. Lo más interesante, porque afectará a más gente, es que sucederá a los demás. Lo primero serán las más de cinco millones de toneladas de polvo, en su mayoría carbón, que ascenderían a la atmósfera. Se trata del producto de la combustión de elementos orgánicos que arderían tras las explosiones.
Los vientos provocarían que esta capa de polvo cubriera gran parte de la Tierra. La temperatura bajaría alrededor de dos grados de modo casi inmediato. Y se mantendría así durante al menos 3 años. El la década siguiente, el clima solo recuperaría un grado.

3.000 millones sin alimento

A menos calor, menos lluvias. Las precipitaciones descenderían en un 10%. Estos dos fenómenos acabarían con las tierras de cultivo en gran parte del globo. Y en el resto, reducirían su productividad. Más de 3.000 millones de personas se verían afectadas directamente por esta crisis agrícola. Pero el resto de los habitantes del planeta sufrirían la crisis de modo indirecto. Pero, ni de lejos, eso sería lo peor. Lo más grave es que las reacciones químicas producidas por las bombas destruirían prácticamente la capa de ozono. Y sin esa capa seremos presa de las radiaciones ultravioletas provenientes del Sol.
Es decir, a las radiación de las bombas se unirá la que genera nuestra estrella. Mutaciones del ADN y cáncer de piel serán tan frecuentes como un constipado.
Durante mucho tiempo, los científicos pensaban que el invierno nuclear acabaría con la vida en la Tierra, al menos con la nuestra, en pocos años. Ahora parece que los nuevos modelos no son tan pesimistas. Pero esperemos no tener que comprobar quién tenía más razón.