Lo de que a los dinosaurios se los cargó un meteorito es ya prácticamente una certeza científica. Que gracias a una gran roca que cayó en lo que hoy es la península del Yucatán, hoy nosotros andamos por la Tierra y nuestros antepasados no fueron devorados por enormes reptiles. Eso ya nadie lo duda. Pero, ¿qué paso realmente?

Cambio climático radical

Lo que llevó a la extinción a más de tres cuartas partes de las especies animales fue el drástico y repentino cambio climático que produjo el impacto de la roca de nueve kilómetros de diámetros durante el periodo Cretácico. El Centro Nacional de Investigación Atmosférica de Estados Unidos ha realizado una simulación de cómo cambió el clima en la Tierra tras la caída del asteroide. El cambio más radical se produjo por la desaparición total de la luz del Sol durante dos años. La causa es diversa. En Reimer lugar, los millones de toneladas de roca pulverizada que se lanzaron al aire tras el impacto de la roca. Parte de estas rocas, las de mayor tamaño, cayeron de nuevo. La fricción con el aire hizo que se convirtieran en bolas de fuego incandescente. Al caer sobre la superficie provocaron enromes incendios. El polvo y el humo bloqueo la luz solar. Y la temperaturas bajaron drásticamente. Los expertos estiman que esta bajada fue de al menos 28 grados en la superficie terrestre y once en los océanos. Pero eso solo fue el principio.

Sin fotosíntesis

La desaparición de la luz solar detuvo la fotosíntesis. Las plantas murieron rápidamente pero, más importante aún, lo mismo ocurrió con el fotoplacton marino, base de la cadena trófica oceánica. Además, aunque la superficie de la Tierra se enfriara, los capas altas de la atmósfera se calentaron extraordinariamente. Reacciones químicas del vapor de agua generaron compuestos de hidrógeno que acabaron con la capa de ozono. La luz del Sol no llegaba pero sí lo hacían las radiaciones ultravioletas, lo que terminó por sellar el destino de todos los animales que no podían resguardarse bajo en cuevas o bajo tierra. Transcurridos esos dos años, comenzaron a disiparse las nubes de polvo. El vapor de agua, cayendo en forma de lluvia, ayudó a asentar el polvo sobre el terreno. Y todo lo que ocurrió después es otra historia. Muy diferente de cómo podría hacer sido.