Lejos queda aquello de “Portugal vive de ilusiones. La imagen del portugués es la de alguien esperando a que lo ayuden a cruzar la calle”, que escribía José Saramago sobre su país, sobre sus paisanos, poco más de 10 millones de habitantes. Tal vez haber ganado Eurovisión hace un par de meses haya sido la puntilla, y puede que todo comenzara con la Eurocopa de 2004. Pero hace tiempo que la esquina más al Oeste de Europa experimenta un crecimiento como destino turístico, disfruta de una recuperación económica y siente cómo sus vecinos europeos, sobre todo España, por fin fijan sus ojos en ella, después de décadas obsesionados con la cultura anglosajona.

El turismo como indicador

Tal vez todo comenzó con la incorporación de Portugal a la Unión Europea, en 1985, y se note la mano del actual Presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa, un hombre que no procede de la política sino de la universidad, y cuya gestión ha resultado muy positiva.

Hoy, tal vez el dato más elocuente del buen momento que transita Portugal posiblemente sea el turismo: en 2016, batió récords en su historia al acoger a 19 millones de turistas extranjeros.

El idioma ayuda, si el español tiene más de 500 millones de hablantes, el portugués no se queda atrás con aproximadamente 217 millones. Aunque es España la que lidera la ristra de países emisores de turistas vía Portugal con dos millones, y eso que están pendientes de mejora las líneas de tren de Alta Velocidad Oporto-Vigo y Madrid-Lisboa, y Francia la desbanca en gasto. Hasta bolsillos exhuberantes como los de Madonna, Phil Collins o Monica Bellucci se han apuntado a la fiebre de veranear en el país ibérico.

Fuera del yugo del BCE

Ese músculo turístico y la capacidad para afrontarlo que ha exhibido el gobierno luso, por ejemplo con la reciente visita del Papa a Fátima, ha favorecido la recuperación económica que experimenta el país, que incluso ha elogiado la Comisión Europea. El gobierno socialdemócrata de Antonio Costa ha sabido jugar sus cartas para ubicar la tasa de paro por debajo del 10%, el nivel más reducido desde hace ocho años, y la deuda pública se mantiene por encima del 60% del PIB. Nada mal para un país cuyo anterior ejecutivo, el liderado por el conservador Passos Coelho, estuvo cuatro años bajo el yugo de las medidas de austeridad impuestas por la troika (FMI, BCE y CE), de las que Grecia no ha podido zafarse.

Ejemplo en renovables y cine

Por si fuera poco, Portugal se ha convertido en un referente europeo en energías renovables, Eurostat lo sitúa en el quinto puesto de Europa en su uso. Y, ¿qué hay de la industria cultural? Representa el 3,6% del PIB, similar al 3,4% español, y con más peso que los sectores alimenticio y textil. Muestras del interés español por el diálogo con esta cultura han sido la presentación de Portugal a la Feria del Libro de  Madrid como país invitado, o la celebración ya de dos ediciones de ARCOLisboa, una versión en la capital lusa de la célebre feria. Aunque el arte luso que posiblemente se lleve la palma en estos momentos sea el cine, que vive una suerte de boom: a causa de la crisis, o quizá gracias a ella, se han comenzado a hacer películas muy celebradas, que en general tienen el denominador común de ser reflejo de un realismo crudo. Sirva de ejemplo Cavalo Dinheiro, de Pedro Costa, aclamada en el Festival de Locarno.   Y si eres de los que están pensando ir a Lisboa, aquí te dejamos 10 lugares secretos que no debes perderte o un hotel para amantes de los libros en la cercana Óbidos, o viajar desde tu sofá con Saramago.