A estas alturas ya sabréis que somos muy fans de la NASA. No solo por su vertiente científica y por cosas como haber puesto a un hombre en la Luna. También por ese otro plano entre romántico y literario con el que muchas veces se arranca. En ocasiones, uno piensa que, a falta de logros científicos y de ingeniería reales en los últimos casi 50 años, los anuncios con cierto tono de ciencia-ficción les sirven para mantener la atención.

Una cuestión magnética

El último de ellos es de los mejores en años. Se trata de un plan diseñado por la agencia espacial norteamericana para hacer habitable Marte. La principal premisa para que esto suceda es que el planeta rojo tenga una atmósfera. Y luego que esta capa de aire sea respirable. Porque, Venus, por ejemplo, tiene atmósfera pero no es que nos sirva de mucho. Hace 4.200 millones de años, relativamente poco después de la formación del Sistema Solar, Marte era un planeta muy parecido a la Tierra. Con atmósfera y una gran cantidad de agua en estado líquido. Pero el planeta sufrió un fenómeno que cambió su superficie de forma radical. A medida que su núcleo caliente de hierro fundido se fue enfriando, Marte fue perdiendo su campo magnético.

Una magnetoesfera frente a Marte

Sin ese campo magnético, el planeta quedó a merced de las emisiones de partículas cargadas provenientes del Sol. Oleada solar tras oleada, la atmósfera marciana fue barrida hacia el cosmos. Y cuando la capa de aire no pudo proteger la superficie lo mismo pasó con el agua líquida. De esta manera, Marte se convierto en la roca yerma de color rojo que hoy conocemos. La idea de la NASA es volver a dotar al planeta vecino de un campo magnético. Para ello, plantean colocar una magnetoesfera artificial entre el Sol y Marte. Esta esfera generaría un campo magnético que desviaría los vientos solares protegiendo el planeta.

El modelo climático

Con este escudo protector, la atmósfera de Marte podría ir recuperándose poco a poco. El proceso ha sido simulado por el Mars Climate Modeling Center (MCMC). Este modelo establece que todo comenzaría con el aumento de temperatura en la corteza marciana. Este alza provocaría la liberación del CO2 congelado en los polos. Esto desencadenaría un doble efecto. Por un lado más aumento de la temperatura y por otro, mayor presión atmosférica, hasta alcanzar los 1.000 milibares. Es decir, muy similar a la terrestre. A esas alturas, la temperatura sería de alrededor de 4 grados. A partir de ahí, los expertos esperan que el agua que todavía permanece congelada en la corteza y subsuelo marciano se derrita y vuelva a haber océanos en Marte. Esta agua sobre la superficie contribuiría a reducir el CO2 atmosférico. Y es entonces, hacía 2040 estiman en la NASA, cuando se abriría la posibilidad de exploración y establecimiento de colonias humanas en el planeta rojo.