Ya en Viaje a Sils Maria, Olivier Assayas ponía a Kristen Stewart en la piel de un personaje con el que estudiaba la identidad, los puentes entre pasado y presente, la realidad fantasmagórica que construimos con una sociedad basada en pantallas, en ídolos adolescentes, en la atención a la fama. El director también lo había hecho en Después de Mayo y en Las horas del día. En Personal Shopper, Assayas vincula estos temas, en gran medida, a la tecnología que nos rodea.

Género fantástico y thriller

Todo ello, envuelto en el género fantástico. Margaret, el personaje que interpreta Stewart, ejerce de personal shopper de una modelo, Kyra. Una forma de ganarse la vida basada en sustituir una persona, y hasta una personalidad que a la protagonista no la realiza profesionalmente. Su actividad como médium, sobre todo para conectar con su hermano gemelo fallecido, termina de desbaratarla, de sembrarle dudas sobre quién es, sobre quién quiere ser. A Margaret comenzarán a acosarla por SMS, con lo que la película pasará a convertirse en un thriller, y la sumirá, aún más, no solo en las relaciones poco personales sino también en la dependencia tecnológica que a veces las plantean. Así, Personal Shopper terminará hablando de una sociedad fantasmagórica, la actual, la sociedad en red, con un sentido de lo real muy vinculado a la realidad virtual, y con muchos interrogantes sobre nuestra propia identidad.