No es difícil de intuir que Nueva York es una de las ciudades más ruidosas del mundo. La contaminación acústica figura, según las encuestas, entre las principales preocupaciones de sus 8.5 millones de habitantes Pero Juan Bello, un profesor de origen venezolano que imparte música en la Universidad dde la ciudad, le ha declarado la guerra a la contaminación acústica. Ha iniciado un proyecto por el que planea registrar todo el catálogo de sonidos que tiene esta urbe que tanto ha retratado Woody Allen y cuyos rascacielos ejercen un efecto de reverberación sonora, para analizarlos, inventariarlos, analizar su raíz y establecer una vía para reducirlos.
El profesor ha planteado que el proyecto, bautizado como "Sounds of New York City", siga un proceso colaborativo, que involucre a los neoyorquinos, a quienes ha pedido contribuir enviando ruidos. Los quince investigadores que lideran el proyecto ya han hecho las primeras pruebas, las primeras máquinas que han capturado sonidos, y enviado sus datos a servidores por wifi, fueron probadas en el barrio de Greenwich Village. También se están instalando detectores de sonidos en Manhattan o Brooklyn.