Pensamos, con toda la lógica, que los zoos son entornos seguros para los animales. Que para compensar la cautividad, al menos son lugares en los que los ejemplares están más a salvo que en sus entornos naturales. A salvo de depredadores y sobre todo, de cazadores furtivos. Pero dos hechos lo desmienten.

Asaltos a los zoos como a los bancos

El primero de ellos es especialmente dramático. La pasada semana, personas no identificadas de momento, asaltaron el zoo de Thoiry, al este de París. Si alguien se pregunta qué tesoro puede haber en un zoo, la respuesta es clara. El cuerno de rinoceronte. Un material que puede alcanzar los 6.000 dólares por 100 gramos en el mercado negro. Con semejante cotización resulta más compresible lo que ocurrió. Los asaltantes mataron de tres tiros en la cabeza al rinoceronte Vince, uno de los símbolos del zoo. Una vez abatido, le cercenaron el cuerno y desaparecieron. Como los que roban un banco o una joyería. Solo que mucho más fácil, dado que un zoo no cuenta con medidas de seguridad equiparables. Por no hablar de que las penas son muchos menores.

A pedradas contra el cocodrilo

Más incomprensible si cabe fue el suceso que ocurrió unos días antes en Túnez. Un grupo de visitantes mató a un cocodrilo simplemente por el placer de hacerlo. Según declararon las autorizadas del centro Belvedere, en el centro del país, varios turistas agarraron una piedra de grandes dimensiones y la lanzaron en el espacio de los cocodrilos. Uno de ellos tuvo la mala fortuna de pasar justo en ese momento. Y la enorme piedra le aplastó la cabeza matándolo al instante. Los responsables del zoo tunecino calificaron la acción de “brutal”, pero no pudieron confirmar si la policía ni tan siquiera interrogó a los implicados. [caption id="attachment_9224" align="alignnone" width="550"]Cocodrilo muerto por una pedrada de visitantes Foto: Belvedere Center[/caption]