Locas de alegría es una de esas películas frescas y originales que saltan al vacío y se aventuran, en su estilo y temática, por itinerarios poco convencionales en el cine. Bajo la dirección de Paolo Virzi (El capital humano, La prima cosa bella, My Name Is Tanino), que le imprime su particular carácter, recuerdos del cine de Gassman y que también ha coescrito el guion junto junto con Francesca Archibugi (El nombre del bambino), la trama se ubica en una institución mental algo sui generis de la Toscana, donde ingresan Beatrice (una fantástica Valeria Bruni Tedeschi, que prácticamente sostiene la película junto con los hilarantes diálogos), aristócrata esnob, impulsiva y cargada de aires de grandeza, y Donatella (Micaela Ramazzotti), una ex bailarina de turbio pasado familiar. Una película que imprime locura, que refleja la compleja realidad de los lazos familiares y los sinsentidos de lla burocracia y la corrupción en Italia, así como las decisiones personales que adoptamos en momentos extremos. Un título que, con todo, decae algo en su ritmo hacia la mitad del metraje. En la 'Seminci' de Valladolid, la cinta se llevó la 'Espiga de Oro'. el premio a la mejor interpretación femenina para Bruni Tedeschi y Micaela Ramazotti, y el premio del público. Además, también formó parte de la prestigiosa 'Quincena de los Realizadores' del Festival de Cannes.