¿Te imaginas que una noche te asomas a ver el cielo y de repente, pam, hay dos Lunas? Bueno, no es que eso vaya a pasar así de pronto. Pero lo cierto es que desde hace unos años la Tierra tiene un nuevo satélite orbitando a nuestro alrededor.

Chatarra espacial

Al principio los científicos pensaron que se trataba de un buen pedazo de chatarra espacial. El resto de alguna nave o estación que se había establecido en una trayectoria circular. Algunos, más audaces, pensaron que podría tratarse de una nave especial alienígena o de los restos de esta. Siempre hay quien tiene alguna explicación de este tipo para darle salsa a la investigación. Por fin los científicos han determinado que nuestro nuevo satélite es en realidad un asteroide. Un pedazo de roca que en sus viajes espaciales se ha establecido temporalmente en una órbita terrestre.

A 14 millones de km

Nuestro nuevo compañero se llama 469219 2016 HO3 y, como su nombre indica, fue detectado en 2016. Tiene unos 100 metros de diámetro y está entre 40 y 100 veces más lejos de la Tierra de lo se encuentra la Luna, a unos 14 millones de kilómetros. De ahí la complejidad primero para localizarlo y después para identificarlo. Fue el Observatorio de Haleakala, e Hawai, el primero que lo avistó en abril del pasado año. Ahora es cuando, gracias a la luz que se refleja en la superficie, ha podido ser identificado. Los científicos consideran que de nuevo tiene poco. Que probablemente esta especie de satélite diminuto lleve dándonos vueltas unos cien años. Y calculan que seguirá con esa cadencia al menos tres siglos más. En realidad, este asteroide no orbita sobre la Tierra a causa del campo gravitacional de nuestro planeta, sino que es el Sol el que le hace moverse de ese modo.