Cualquier ser vivo sobre la Tierra es víctima de las decisiones humanas. Por ejemplo, puede parecer que no hay nada mas ajeno a los elefantes que la globalización. Pero incluso estos enormes animales sufren las consecuencias de los mercados ampliados. El tráfico de marfil desde África a China está acabando con ellos.

Un gigante salva a otro gigante

Por eso es tan transcendente la decisión tomada la pasada semana en el gigante asiático. Las autoridades chinas ha decidido prohibir todas las actividades de comercio y procesamiento de este material. La medida es consecuencia de las resoluciones adoptadas dentro de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas (CITES), firmado en octubre en Sudáfrica. En concreto, se trata de la aplicación de los Nacional Ivory Action Plans que comprometen a todos los países relacionados con la explotación del marfil.

70% del comercio mundial

Pero siempre el problema es la demanda. China es el principal importador de marfil. El 70% del comercio mundial de este material termina en ese país. Allí puede alcanzar un valor de más de 1000 dólares el kilo. Hasta ahora. Porque 2017 será el último año de este comercio. Desde marzo se detendrá su tráfico. Todos los comerciantes registrados deberán cesar su actividad gradualmente, hasta la eliminación total a finales de año.

Un tercio de los elefantes

Se trata de una decisión histórica. Primero porque ha sorprendido mucho cómo las autoridades chinas se han comprometido activamente en la eliminación de este tráfico. También en el establecimiento de un calendario tan agresivo. Las organizaciones ecologistas se felicitan de este decisión. Muchos piensan que será el punto de inflexión definitivo para que las poblaciones de elefantes se recuperen en el continente africano. No en vano, el tráfico de marfil había puesto en serio riesgo la supervivencia de la especie. En los último siete años, la población de elefantes africanos se había reducido en un tercio.