Esta noticia se repite cada cierto tiempo. Valga un oxímoron, porque una novedad repetida deja de serlo. Pero en este caso hay un factor diferente que lo hace relevante. Encontrar sistemas planetarios en los que hay un par de planetas en la zona habitable es común. El modo de encontrarlos en esta ocasión, no.

2.500 años luz

El sistema ha sido denominado Kepler 90. Ni tan siquiera el nombre es muy distintos de otros. Cuenta con ocho planetas, dos de ellos rocosos y con la posibilidad de tener agua en estado líquido: Por estos motivos ha sido considerado un sistema gemelo al nuestro, a 2.545 años luz de nuestro planeta, eso sí. Lo relevante es la forma en la que la NASA ha detectado el sistema. Para escudriñar el Universo, hace unos meses que la agencia espacial norteamericana se alió con Google. El gigante de Mountain View provee a la agencia de tecnología que facilita el análisis de los datos que se reciben. Y también hacia adónde mirar. La forma de detectar estos sistemas no ha cambiado sustancialmente en varias décadas. Se trata de mirar fijamente a la estrella. Se almacenan los datos de brillo de la esfera. Y las variaciones periódicas se interpretan como el paso de un planeta. En función de estas variaciones se puede establecer su tamaño y al distancia que le separa de la estrella entorno a la que orbita.

Red neuronal

En este caso, Google puso a trabajar a sus sistemas de Inteligencia Artificial. Enseñaron a la máquina primero a detectar las variaciones de brillo en las estrellas. Después a interpretar esa variaciones y a realizar los cálculos precisos para determinar el número de mundos que giran a su alrededor, su tamaño, su distancia e incluso su composición. La IA de Google fijó su vista en Kepler 90 y proceso 14.000 millones de datos empleando lo que se conoce como red neuronal. Pero más allá de este primer descubriendo, tanto la NASA como Google esperan que este sea el primer paso para una gran aceleración en la detección de sistemas estelares y, eventualmente, vida en alguno de sus planetas.