Clara Peeters es la primera mujer en torno a la que se organiza una exposición específica en una de las mayores pinacotecas de Europa, el Museo del Prado (Madrid, España). Esta pintora flamenca es una de las pocas mujeres conocidas en el terreno de la pintura profesional (aunque, aun así, resulta bastante desconocida) de la Edad Moderna, del siglo XVII. Nació en 1594, vivió parte de su vida en Amberes y se especializó en bodegones, fue pionera en naturalezas muertas como gran parte de los pintores europeos de su generación, aunque también se han encontrado pequeños autorretratos reflejados en las copas en algunos de ellos. La muestra, coorganizada con el Koninklijk Museum voor Schone Kunsten Antwerpen (Museo Real de Bellas Artes de Amberes), en colaboración con el Gobierno de Flandes y con el patrocinio de la Fundación AXA. Reúne las quince mejores obras que se conservan de Peeters (que son, en total, unas treinta, que empezó a producir muy pronto, desde los catorce años), procedentes de instituciones y colecciones privadas. Llega a Madrid tras su exhibición en Amberes.

Testimonio de una dieta

Pocos datos más que los mencionados se conocen de Clara Peeters. Tal como explica en su web la pinacoteca, no se sabe si estuvo casada. En seis de sus obras incluye el mismo cuchillo, un regalo de esponsales, que quizás fuese suyo. Sus bodegones son todo un despliegue de gruta y también pescado, que a menudo se comía en su época en Países Bajos, especialmente arenques, consumo en cierto sentido relacionado con la prohibición de comer carne durante los días de ayuno. Los bodegones de Clara Peeters ofrecen una información detallada y precisa sobre los alimentos que se consumían en los Países Bajos y también sobre la vajilla que se utilizaba. Muchas piezas eran importadas, como el plato de porcelana blanca y azul -del tipo conocido como kraak- que procede de China y es característico del reinado del emperador Wanli (1573-1620).