Muchas veces nos sorprendemos con la exactitud de las observaciones astronómicas de los antiguos. Cómo griegos, egipcios o aztecas podían tener un conocimiento tan cercano de las estrellas sin los aparatos actuales. Pero es que para ellos el cielo era su televisión. Porque pocos espectáculos hay más sobrecogedores que el cielo nocturno.

Malo para la salud

Claro, tú no lo sabes. Cómo vas a saberlo si no has visto el cielo de noche jamás. No, no lo has visto. Te lo ha impedido la abrasadora contaminación lumínica de tu ciudad. Un reciente estudio publicado en Science Advances nos advierte de nuestra pérdida. Científicos del Centro de Estudios Geológicos de Potsdam nos avisa que el exceso de luz artificial en las noches no solo nos impide admirar las estrellas. También está afectando a nuestra salud, a la de las platas y animales que viven con nosotros.

LED, problema y solución

En el estudio se ha analizado la evolución de la cantidad de luz artificial desde 2012 a 2016 a través de imágenes de satélite. Según sus cálculos, la contaminación lumínica aumenta un 2,2 por ciento anual. Cada año el planeta brilla más en la noche espacial. Parte de este aumento es consecuencia de la aplicación de la tecnología de luces LED. Sí, son más eficientes, duraderas, consumen menor y dan menos calor. Pero la adopción de este tipo de bombillas está generando un efecto rebote, dado que no se está estudiando cuál es su aplicación correcta en cuanto a intensidad y color. Experiencias como las de la ciudad canadiense de Calgary, en la que las bombillas LED se iluminan en tonos ocres, pueden ser la solución para reducir un brillo excesivo en nuestro entorno nocturno.