Las flotas pesqueras industriales arrojan anualmente casi 10 millones de toneladas de pescado potencialmente utilizable, pero ya muerto, a mares y océanos de todo el planeta. Son datos de una nueva investigación liderada por científicos de Sea Around Us, una iniciativa del Instituto para los Océanos y las Pesquerías de la Universidad de Columbia Británica (Canadá) y la Universidad de Australia Occidental. La práctica se conoce como descarte de pesca, y los expertos y ecologistas la consideran inadecuada. Y eso que casi el 10% de la captura total mundial en la última década se descartó, lo cual equivale a verter al mar un volumen de pescado muerto que podría llenar cada año alrededor de 4.500 piscinas de tamaño olímpico, calcula el mencionado equipo investigador de esta realidad.

Demasiado pequeños, poco estéticos, poco comerciales...

Entre los motivos por los que descarta el pescado, explican los autores, figura que los peces queden dañados durante los movimientos de pesca, lo que haría invendibles, o que resulten demasiado pequeños o que la especie capturada no tenga demanda comercial. También se producen descartes cuando, pese a tener los barcos llenos de pescado, los pescadores siguen con la pesca para conseguir piezas de mayor tamaño o de mayor valor económico.

La cifra se reduce

En un ejercicio retrospectivo, el estudio compara la cantidad descartada en 1950, cuando se desechaban alrededor de cinco millones de toneladas cada año, con la cifra de pescado descartado en 1980, década en la que creció a 18 millones de toneladas. Se redujo a los actuales niveles de casi 10 millones de toneladas por año durante la última década, a juicio de los expertos, gracias a una mejora en la gestión pesquera. El informe global de reconstrucción de capturas de Sea Around Us ‘2016 publicó que las capturas han disminuido a una tasa de 1,2 millones de toneladas de pescado cada año desde mediados de los años noventa.