El espacio está lleno de objetos sorprendentes. Cuerpos cuyas características no acertamos ni a imaginar. Planetas con comportamientos extraños y propiedades que ponen a prueba los principios de la física. Aunque hasta el momento y poco a poco, vamos explicándolos.

Aspirador de luz

Uno de los últimos en ser descubiertos es un planeta negro. Tan negro que absorbe la luz y esta no vuelve a salir jamás. Y eso significa que tampoco sale el calor. El planeta, denominado WASP-12b, ha sido detectado por el telescopio Hubble de la NASA y se encuentra a 1.200 años luz de la Tierra. WASP es un exoplaneta de los llamados Gigantes Calientes. Son monstruos gaseosos que se calientan a temperaturas brutales al orbitar muy cerca de la estrella de su sistema. Un planeta de este tipo se forma porque el extremo calor, de alrededor de 2.300 grados Celsius, descompone las moléculas en décimas de segundo. Este fenómeno impide la formación de nubes. Y al no existir nubes, la luz de su sol no se refleja. La luz que entra es atrapada por átomos de hidrógeno y se transforma en energía calorífica, aumentando gradualmente las temperaturas en el interior del planeta, en un proceso que se retroalimenta a sí mismo.

Fijo en la órbita

Otro efecto de la cercanía del planeta a su estrella es que no gira. De este modo, presenta siempre una cara diurna y otra nocturna. En la cara nocturna las cosas son un tanto distintas. A ser más fresco, vamos solo tiene una temperatura de 1.200 grados, las nubes sí pueden formarse en la atmósfera. Y eso que la parte cálida de WASP irradia elevadas temperaturas hasta la más fría en forma de vientos huracanados que se producen por las diferencias de presión. Para los expertos de la NASA este descubrimiento muestra la gran diversidad que existe entre los planetas gaseosos, tanto en su composición como en su comportamiento.