Hay que entenderlo. Son cosas de nuevo rico. Del que llega a una posición acomodada y cree que tiene que demostrarlo. Que todo el mundo sepa lo fuerte que es. La capacidad que tiene. Todo más grande, más alto, más rápido. Y a publicitarlo bien. Aunque en este caso, la verdad es que nos gusta. Nos parece genial que China haya construido la mayor planta solar flotante del mundo.

Una planta solar sobre el agua

Es otro logro en la línea de liderazgo en renovables del gigante asiático. Su capacidad de producción energética limpia no para de crecer. Está claro que no solo han visto que algo han de hacer con su hasta ahora galopante contaminación: también han percibido que el desarrollo de energías alternativas es el futuro. Y lo están convirtiendo en presente. La nueva planta solar flotante se ubica en la localidad de Huainan, de la provincia de Anhui y será capaz de producir 40 megavatios de electricidad cuando esté a pleno rendimiento. Curiosamente, la planta se ha instalado en lo que antiguamente era una mina de carbón que se anegó tras de dejar de utilizarse.

Una opción más fresca

Las plantas solares flotantes son el siguiente paso de la instalación de centrales renovables. El guión creado con las granjas eólica en alta mar se está repitiendo con estas infraestructuras. Como en el caso del viento, la ubicación de estas planta en el agua presenta importantes ventajas. La primera es que no significa sacrificar tierras que podrían dedicarse a la agricultura. O peor, expropiar tierras a propietarios, impedir desarrollos urbanísticos, o amenazar hábitats naturales. Al mismo tiempo, permite ubicar las estaciones en zonas de alta densidad de población, que suelen estar cerca del mar. Además, el aire fresco de la superficie del agua ayuda a refrigerar las células solares, de modo que se evita la rotura o deformación. Todo ello constituye un sistema que optimiza la producción de energía y la hace más eficaz.