El balance de Amnistía Internacional (AI) no puede ser más rotundo: "un año horrible para los derechos humanos". Es la conclusión de su informe sobre la situación de los derechos humanos en 2016, en el que alerta de un crecimiento en la manipulación por parte de gobiernos y políticos, de un uso "cínico" por parte de los gobiernos de la retórica del “nosotros contra ellos”. Según ha denunciado Arancha Vicario, presidenta de Amnistía Internacional España, en la presentación del texto, éstos “han utilizado discursos de culpa, de odio y miedo con el objetivo de ganar votos" ha denunciado en la presentación del informe.

Así, la ONG llama a la sociedad a presionar para revertir este escenario, que, asegura, puede tener unas consecuencias nefastas para los ciudadanos. Nos podría llevar a un mundo "más caótico y peligroso", pues, según dice, los límites de lo que se considera aceptable han cambiado.

También se denuncia en el análisis las políticas de los autodenominados "presidentes antisistemas que tienen una agenda tóxica que persiguen y convierten en chivos expiatorios a grupos enteros de personas", y pone como ejemplo las políticas de Donald Trump, en especial el veto migratorio a ciudadanos de países de mayoría islámica. Igualmente menciona al presidente húngaro Viktor Orbán, y su política con los refugiados.

La política de asilo, en el punto de mira

En total, indica el texto, el año pasado 36 países violaron el Derecho Internacional al devolver ilícitamente a personas refugiadas, que en 23 se cometieron crímenes de guerra diariamente y que en 22 se mató a defensores de derechos humanos. Mientras en Europa varios países han adoptado medidas de seguridad intrusivas como el Estado de excepción prolongado en Francia cinco veces, y la nueva ley de vigilancia del Reino Unido multiplica el poder de las agencias de inteligencia, lo que lleva a la organización advertir de un debilitamiento generalizado del Estado de derecho en el continente. La ONG critica que muchos Estados "han aprobado a toda prisa medidas antiterroristas que iban en detrimento de los derechos humanos" y considera la identificación entre refugiados y terroristas como una de las cosas más peligrosas que dejó 2016 porque, además, no parte de ninguna evidencia. La organización defiende, finalmente, que la política europea de refugiados no es ineficaz, si no que su único objetivo es "reducir drásticamente su número".  

Turquía, China, Egipto, Etiopía, India, Siria o Filipinas

Se critica también, en el escrito, del turco Recep Tayyip Erdogan, la encarcelación de militares, profesores o periodistas tras el fallido golpe de Estado. En cuanto a países como China, Egipto, Etiopía o India, el texto apunta a que han llevado a cabo campañas masivas de represión, y que en Filipinas, Duterte continúa con su denominada guerra contra las drogas, en la que han muerto ya más de 7.000 personas en ejecuciones extrajudiciales. Por supuesto, no podía faltar una denuncia de los abusos contra los derechos humanos en Siria, donde, a los ataques indiscriminados contra civiles, hay que sumarle el encarcelamiento, tortura, desaparición o huida del país de un gran número de activistas.