Se dice que vivimos en la era selfie, con la generación selfie, que de manera laxa compone un amplio espectro de población que alcanza incluso los 50 años, dominando las redes sociales. Una generación seducida por la imagen, el lenguaje visual. Así la ha definido, por ejemplo, el fotógrafo Joan Fontcuberta en su libro La furia de las imágenes, hablando de que, incluso, el asunto se nos ha ido de las manos, y padecemos ya una inflación de imágenes sin precedentes,que hasta parecen haber sustituido la realidad. Y en este contexto, los selfies a menudo se ven como reflejo de cierto egocentrismo destilado de compartir a todas horas nuestra imagen, nuestra vida. Así que no los consideremos arte. No los llamemos autorretratos. Al menos así se posiciona la firma de moda española Adolfo Domínguez en su nueva campaña de publicidad.

#Estonoesunselfie critica la masificación del producto

Con los actores Luis Tosar e Inma Cuesta como protagonistas,  #Estonoesunselfie “defiende la mirada personal, de autor, que se retrata y se posiciona frente al discurso imperante”, expresa la compañía. Se confronta el selfie y el (auto)retrato, una manera de defender también el diseño singular, del que hace gala Adolfo Domínguez, frente al producto masificado.

La primera campaña en diez años

Es la primera campaña de marca que realiza Adolfo Domínguez en una década, y en los últimos años se habían promocionado, sobre todo, los perfumes, que son los más vendidos de la distribuidora Puig. Sin duda constituye un giro en las formas de comunicación de esta firma de ropa de origen orensano. Probablemente tenga relación con el relevo que se produjo a su frente el pasado julio, cuando el consejo de administración de la empresa designó a Adriana Domínguez, hija del diseñador que da nombre a la marca y hasta entonces encargada de comunicación textil de la empresa, como nueva directora general de la compañía.