Antes de empezar os recuerdo: 2017. Sí, estamos en 2017; una época en la que todos creemos poseer suficiete capital cultural como para comprender ideas que se presentan complejas, pero que en realidad son simples. Nos encontramos en la era digital, con prácticamente toda la información almacenada en un aparato que llevas en los pantalones. Nos laureamos en autosatisfacción por lo moderna que es la sociedad en la que vivimos. Entonces, vemos una axila femenina sin depilar y el cielo se abre en grito de protesta ante tal insesatez porque, curiosamente, con nuestros grandes avances humanitarios hemos conseguido que lo natural sea inmoral. En un mundo paradójico en que los tíos se abren un botón más de la camisa para que sobresalga el pelo de su pecho y se dejan crecer la barba hasta niveles insospechados porque está de moda, una amiga mía tuvo una bronca terrible con sus padres estas navidades porque no se depilaba las axilas, ni para llevar una camiseta de tirantes, aún a riesgo (según juicio paternal) de quedar como una guarra.

Lola Kirke y sus pelos en las axilas

Unos días más tarde, al otro lado del planeta, una actriz, la maravillosa Lola Kirke, se presentaba a la alfombra roja de los Globos de Oro con un precioso vestido palabra de honor. Ni si quiera era una actriz altamente reconocida, pero al día siguiente copaba portadas de revista por no haberse depilado las axilas. Personalmente, opino que este debate es estéril, anondio, repetivo y, especialmente, estúpido. Es innegable que la mujer siempre tiene que luchar para mantener un espacio activo en sociedad y para poder desempeñarlo como mejor considere. Por otro lado, es también un hecho irrefrutable que tener pelo es natural, es lo que nos designa como mamíferos y tiene los mismo de malo que tener uñas: nada, simplemente pasa. Lola Kirke tuvo la osadía de mirar a los ojos al stablishment y decirle: "quiero ser lo que soy, un ser natural" y lo está pagando con sensacionalismos y comentarios cuya única base es el cánon estético. Ante tal atrevimiento de la actriz no puedo evitar preguntarme cuántos de sus compañeros (hombres) que también desfilaban por la alfombra roja estaban depilados porque era lo que se supone que deben de hacer. Es ridículo imaginarse un articulo de prensa rosa desmoralizando a los grandes actores por no haberse depilado; en cambio, ese es el pan de cada día para las actrices. Pero en el mundo de las apariencias, en las que mantener la privacidad (y, a su vez, la humanidad) es difícil, aún podemos encontrar una lógica (que no una justificación) a la moralización de los pelos. El problema es más claro cuando el ataque viene desde casa.

Cuando el problema también es local

Como he avanzado antes, una amiga mía ha tenido problemas familiares (discusiones, especialmente) por no depilarse. Simplemente por tener pelos. En realidad por algo más osado: por tener pelos, darle igual y, encima, sentirse mona "a pesar" de ellos. A sus padres les ha sacado de quicio que su hija tomara una decisión sobre su propio cuerpo y, encima, una que la dejaba de guarra. Porque, por lo visto, el pelo es antihigiénico, pero solo en las mujeres, no nos pensemos. Vamos a reconocer, que el pelo facilita los malos olores, pero eso no es nada que se pueda solucionar con una higiene adecuada y un uso de productos correcto, como bien saben los hombres que no se depilan (que resultan ser mayoría). ¿Y el sudor? Lo podríamos reconocer como excusa válida en deportistas y parecido, donde curiosamente se depilan independiemente del sexo.

No, en serio, ¿por qué depilarse?

Cuando intento comprender porque hay tanto estigma hacía el pelo en las axilas, no lo entiendo. En hombres no molesta, pero en mujeres sí. Yo nunca he sido de mucho pelo y mi padre nunca me animó a depilarme, dice que es estúpido: es costoso y doloroso y al final solo estás alterando una parte natural que deberías aceptar. Pero mi padre es la excepción. En general, incluso a mí me pasa, cuando no vemos una axila femenina lisa y calva nos sobresaltamos, porque en el fondo estámos viendo algo raro; ¡algo raro y natural a la vez! ¿No es eso síntoma de problema? He leído que la depilación es solo una forma de sumisión más: otra manera de críticar y  mantener a la mujer ocupada en hacerse a sí misma agradable para el hombre, en función de un cánon estético que cada vez se muestra más estúpido. Lo cierto es que no soy ninguna experta en materia feminista, pero sí puedo decir que no le encuentro argumento racional a tal norma social. No hay una justificación lógica que no se pueda rebatir fácilmente para defender esta práctica habitual.

Mujer: haz lo que quieras

Yo recuerdo que cuando era adolescente sentía la presión de depilarme porque todo el mundo lo hacía y porque los pelos eran anti-estéticos, pero con el tiempo he llegado a la conclusión que lo estético, en realidad, no es nada (solo reglas no escritas pero construidas) y que los pelos son tan míos como la nariz o los dedos de los pies. También creo firmemente que cada mujer debería poder hacer lo que le diera la gana. Considero que la decisión sobre qué hacer con tu propio cuerpo debe ser libre; pero realmente libre: deshacerse de presiones sociales y constructos y buscar la comodidad en función de una misma. Y poco a poco, crear la idea de belleza que nos represente a nivel personal y no que nos someta socialmente.   Imagen en CC de Anna Polski en Pixabay