Que los corazones se rompen es algo que sabemos desde antes de poder ser conscientes, si quiera, de qué es el amor. Sin embargo, siempre que nos rompen el corazón nos atrapa la sorpresa. De todos los conocimientos que se pasan de padres a hijos, generación tras generación, nunca hay espacio para enseñar cómo se trata un corazón roto. Y de repente, porque incluso cuando lo ves venir todo es muy repentino, te encuentras con que el corazón se ha roto y ya no sabes cómo usarlo. Es más, ¿lo podrás volver a usar? Por supuesto, que te rompan el corazón va ligado con un festival melodramático que ya quisiera la protagonista de Lo que el viento se llevó. Todos recurrimos a un espacio de patetismo y autoflagelación donde nos prometemos no volver a amar a nadie más. Y esta espiral de asco hacia la propia existencia suele desencadenar en una terrible borrachera.

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Cuando te despiertas en plena resaca de autodestrucción personal, en la que juras ser la persona más desgraciada del planeta, y recoges los botellines entre lágrimas de autocompasión, tal vez es momento de replantearse cómo sobrellevar un corazón roto.

Que no cunda el pánico: Hay esperanza.

La verdad es que no creo que se algo curable, sino más bien que es una de esas cosas con las que aprendes a vivir. Cuando alguien a quien quieres decide dejar de formar parte de tu vida, no existen garantías reales de que realmente podrás olvidarle, pero sí de que aprenderás a vivir sin esa persona. Al fin y al cabo, ya fuiste alguien antes de conocerla, por lo tanto, un corazón roto significa tan solo una evolución más de las que estamos sometidos constantemente.

Cómo enfrentarse a un  corazón roto

Y aunque no tengo la solución definitiva - ni yo ni nadie, es uno de los grandes misterios de la humanidad – sí que conozco sus fases, las conocidas fases del duelo: Negación, ira, negociación, depresión y aceptación. Y donde se trabaja más con uno mismo es, sin duda, en la depresión: cuando aceptas que esa persona te ha dejado, no piensa volver y no puedes hacer nada por ello, simplemente te hundes en un estado de pena absoluta. ¿Y qué hacer?

Mímate.

Ahora, de todas las cosas que hay en tu vida, tú pasas a ser la más importante. Concédete todo lo que necesites. Ya sé que es un consejo recurrente, pero la verdad es que siempre nos olvidamos de que tenemos que darnos amor a nosotros mismos para conseguir ser felices. ¿Infalible? Ir a tu cafetería preferida a hacer lo que más te apetexca: leer un cómic, escribir, tomarse ese café de las ocasiones especiales…

Los conciertos para uno mismo son terapéuticos.

Es hora de que saques provecho a esa subscripción a Spotify Premium que no estás rentabilizando y pongas en loop horas y horas de música. Es probable que quieras empezar escuchando los temas más oscuros de Leonard Cohen (ay, Cohen, vuelve) y cantar con mucho drama “nothing but a heartaaaaaaache”, pero poco a poco los tonos de las canciones evolucionarán. Las bandas sonoras de película son altamente recomendables (especialmente Mamma Mia!) y, sí, I WILL SURVIVE ES UN TEMA TOTALMENTE ACEPTABLE PARA SUPERAR UNA RUPTURA, ¿ESTAMOS?

Haz el idiota.

Si sientes que necesitas hacer la croqueta por el suelo mientras te cuestionas todo lo que te ha llevado hasta este punto, hazlo. Si sientes que bailar sevillanas sobre la barra del bar te va a hacer sentir más libre, hazlo. Si sientes que tienes que comer natillas de chocolate en lugar de algo más apropiado para las 2 del mediodía, hazlo. Y si te cuestionan, le das la chapa sobre tu corazón roto; haberse callado.

Pregúntate por qué.

Hazlo. Entra en esa espiral de querer saber por qué. Mira el problema desde todas las perspectivas posibles. Lanza preguntas al aire, sabiendo que nadie te las vaya a contestar. Pregúntales a tus amigos, aunque sepas que será solo por consuelo. Pregúntate, porque llegará un punto en el que te darás cuenta que las respuestas en el fondo no importan, que el resultado es el mismo y que intentar entenderlo todo no vale la pena: hay que seguir avanzando.

Deja que Beyoncé te posea.

Si alguien ha demostrado este 2016 cómo se supera un corazón roto con mucho estilo, esa es Beyoncé, con su nuevo disco Lemonade. Beyoncé es un referente de actitud de vida: diva, sí, precisamente, DIVA. Permite que la diva en ti fluya: mírate al espejo sintiéndote semidivinidad, canta sus canciones y, si lo necesitas, dedica alguna (recomendación: Sorry), cálate de sus mensajes, sé sexy (porque lo eres, joder) y ten claro que el mundo es para ti. via GIPHY Los corazones rotos son el zurullo de las relaciones humanas. Además, como me dijo una buena amiga, es probable que a los 20 años aún nos queden 3 o 4 corazones rotos por soportar (con todo el drama shakesperiano). Pero, en el fondo, aunque nunca lo admitiría ante un juez, los corazones rotos esconden algo de bonito: nos hacen sensibles y emocionales, nos llenan de toda nuestra fuerza emocional. Y mi pregunta es ¿no sería genial poder crear algo bonito de ello? Tal vez, por poner un ejemplo, un artículo. O tal vez a ti misma de nuevo.   Foto de Lien C. Lau (Creative Commons) en Flickr.