Como cualquier mañana, inicias el día con una ducha y te lavas los dientes con energía. Continuas con tu jornada como si nada, hasta que llega la hora de la cena. El pescado siempre es una buena opción. Ligero, sano y fácil de cocinar. Lo que no sabes es que acabas de completar el ciclo de los microplásticos.

Microplásticos en peces con alto valor comercial

El Instituto Español de Oceanografía (IEO) acaba de publicar un estudio determinante. Después de estudiar 212 ejemplares de varias especies de alto valor comercial, encontraron microplásticos en uno de cada seis peces. Pintarrojas, merluzas y salmonetes de fango recogidos a lo largo de toda la costa peninsular y balear, presentaban importantes cifras de contaminación con este material. La presencia de microplásticos es mayor en los ejemplares capturados en el Mediterráneo. En especial, los salmonetes pescados cerca de Barcelona eran los más contaminados. Después venían las pintarrojas del Cantábrico y del Golfo de Cádiz. El informe fue elaborado por investigadores de los centro oceanográficos de Murcia y Vigo. Pero no es solo un problema de la contaminación de estas especies. Lo relevante del estudio es que estos animales se utilizan como indicadores biológicos dentro del programa nacional de seguimiento de la contaminación marina.

El 80% del alimentos de los peces es plástico

Un segundo informe completa el panorama en las aguas que bañan las Islas Baleares. El estudio fue realizado por las investigadoras Salud Deudero y Carmen Alomar y publicado en Environmental Pollution. Las conclusiones es que casi el 70% de las bogas marinas, una especie autóctona, tienen polímeros de plástico sus estómagos. El plástico constituye entre el 42% y el 80% del alimento ingerido por los peces recogidos en distintas zonas costeras de Mallorca e Ibiza.

Desde nuestras caras hasta el mar

Los microplásticos con fibras de polímero de menos de 5 milímetros. Están presentes en productos de higiene corporal y llegan a los desde los desagües de nuestras casas. Debido a su tamaño, las instalaciones de tratamiento de aguas residuales no son capaces de filtrarlos. Principalmente compuestos de polietileno (PE), polipropileno (PP) o tereftalato de polietileno (PET), la introducción de estos materiales en productos de uso diario han incrementado su presencia en los entornos marinos. De ahí llegar a la cadena trófica a través de la peces. Si bien no se han descrito todavía los efectos que pueden tener sobre la salud humana.