La pasada semana, numerosos servicios de Internet de Estados Unidos sufrieron ataques informáticos. El grupo de piratas todavía no ha sido todavía identificado, aunque algunas agrupaciones se apresuraron a reivindicarlo. En cualquier caso, el resultado fue que páginas y servicios como Twitter, Spotify, CNN o Reddit no pudieron dar servicio a sus clientes y usuarios durante más de once horas.

Televisores, impresoras y frigoríficos

Sin embargo, lo más relevante de este ataque ha sido su naturaleza. Normalmente, los piratas infectan ordenadores y móviles con virus que les dan el control de estos dispositivos. Entonces, lanzan cientos de peticiones de carga a los servidores al mismo tiempo. De este modo colapsan servidores o plataformas de DNS. El lío está montado. Pero en esta ocasión, los dispositivos utilizados para el ataque han sido otros. Los piratas se centraron en controlar televisiones, impresoras e incluso frigoríficos. Se trató de atacar desde esos nuevos aparatos que disponen de una conexión a Internet para realizar diferentes funciones.

Ataques informáticos a dispositivos vulnerables

Los motivos por los que eligieron estos dispositivos son evidentes. La conciencia de la necesidad de proteger ordenadores y móviles ante ataques informáticos está cada vez más extendida. Ya muchos usuarios cuenta con antivirus efectivos y firewalls eficaces. Además, están persuadidos de la importancia de cambiar sus contraseñas de acceso cada cierto tiempo y de emplear combinaciones difíciles de descifrar. Sin embargo, nadie se toma tantas molestias cuando se trata de una televisión, no digamos ya de una nevera. En estos aparatos las medidas de seguridad se relajan. Son, entonces, terreno abonado para los piratas. El acceso al control es mucho más sencillo. Los piratas los convierten en dispositivos zombies y pueden emplearlos para sus ataques sin que el propietario se percate de nada.

Internet de las cosas

Es el lado oscuro del Internet de las cosas. La posibilidad de tener muchos aparatos electrónicos conectados a la red nos abre un modo de cómodas posibilidades. Pero también implica la obligación de velar por la seguridad. Tanto propia como colectiva.