Vivimos tiempos extraños. Y todo parece indicar que aceleramos el paso para adentrarnos en tiempos todavía más inquietantes. Hay que escuchar todas las voces. Pero hay que prestar especial atención a aquellos cuyo brillo nos ilumina. Hay que escuchar lo que personas como Stephen Hawking tienen que decirnos.

El tiempo más peligroso

El profesor de la Universidad de Cambridge no se ha caracterizado nunca por ser uno de los más optimistas analistas de la sociedad. Pero las advertencias que la semana pasada lanzó desde las páginas de The Guardian tienen un calado y establecen unas relaciones entre causas y efectos como quizá solo un físico teórico es capaz de ver en el mundo actual. Y no se anda con medias tintas. Para el científico vivimos en el tiempo más peligroso para nuestro planeta. Hawking comienza admitiendo que ha vivido mucho tiempo en “su torre de marfil”, aislado “por la enfermedad, la fama, el estudio y la docencia”. Sin embargo, dos hechos le han golpeado la conciencia. El Brexit y la victoria de Trump. Para él son el síntoma del alejamiento de las elites del resto de los ciudadanos, no al revés. Aunque científicos, sindicalistas, artistas, hombres de negocios y líderes políticos advirtieron del desastre de ambas decisiones, la población no les escuchó.

La ira del pueblo

O peor, sí lo hizo. Pero armado “por la ira de sentir que sus líderes les han dado la espalda durante la crisis”, decidieron abandonarlos. Ahora, ¿cuál ha de ser la reacción de esas elites? “Si decidimos que la gente ha optado por el populismo más crudo e ignoramos las elecciones que han hecho, estaremos cometiendo un grave error”, sentencia. Porque para Hawking, la situación está lejos de tocar fondo. La pérdida de empleos y expectativas derivada de la crisis, la globalización y la aceleración del cambio tecnológico es solo el principio. “La implantación de la inteligencia artificial está a punto de hacer más intensa la destrucción de empleo entre las clases medias”, vaticina. “Las desigualdades económicas se van a hacer aún más grandes en todo el mundo”, asegura. E inmediatamente hace un llamamiento para acabar con esta crisis financiera que él relaciona con que ahora haya más dinero en manos de menos personas. “Porque cada vez hay más gente que no es tenga dificultades para mantener su nivel de vida. Es que, simplemente, no puede ganarse la vida”. Así, no es sorprendente que busquen una salida. Lo que a su juicio representan Trump y el Brexit.

El nirvana de Instagram

Hawking añade otro elemento a este preocupante panorama. Las redes sociales están retransmitiendo a tiempo real esa opulencia de unos pocos a todos aquellos que no tienen nada. No solo en los países del norte. Y lanza un dato que puede ayudar a comprender el momento en el que nos encontramos. “Hoy, en el África Subsahariana, hay más gente con móviles que con acceso a agua potable”. Las consecuencias son claras. En busca de ese “nirvana de Instagram”, los movimientos migratorios serán cada vez mayores. Y el choque con las clases ya deprimidas en los países de acogida puede ser más gasolina para las soluciones que Hawking denuncia.

El medioambiente y el cambio necesario

Y por último, por supuesto, la situación medioambiental. “Encaramos enormes retos ecológicos”, describe. “El cambio climático, la sobrepoblación, la producción de alimentos, el agua, las epidemias, la acidificación de los océanos”. Para Hawking solo existe una solución. Un cambio copernicano de mentalidad. “Derribar barreras, no construirlas”. “Los líderes han de reconocer que le han fallado a la gente”. Y desde ahí, aprender que debemos ser capaces de compartir más y mejor que hasta ahora. Porque van a desaparecer no solo trabajos, sino industrias enteras. Por eso tenemos que ser capaces de crear un desarrollo global lo más ecuánime posible. “Somos capaces. Tengo un enorme optimismo en nuestra especie. Pero para eso, las elites han de aprender las lecciones de este año. Y la principal de todas ellas, la humildad”, concluye Stephen Hawking.